lunes

Dos sensibilidades sobre la arena

Buenas tardes bloggeros,

os adjuntamos este interesantísimo artículo firmado por Francesc Arabí (Levante-Emv) sobre la cubrición o no de la Plaza de Toros de Valencia.

 En el mismo se hacen patentes las contradicciones y el disparate de llevar a cabo un proyecto que no aporta mejora alguna a este patrimonio declarado BIC. Informes de los técnicos en los que se asegura que la Plaza de Toros no debe contar con un sistema de cubrición por un lado, permisos verbales para proceder con las obras por el otro, recomendaciones y autorizaciones "condicionadas" para enredar más el asunto...

Todo este despropósito para complacer al "emperador" de la Diputación de Valencia Napoleón Rus I y... ¿a alguién más?

Me entran escalofríos al ver en manos de quien/quienes está nuestro patrimonio cultural.

Saludos...
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La consideración que un edificio merece a las instituciones públicas no sólo depende de su valor artístico o histórico, sino también, o quizás fundamentalmente, de la consideración social que merezca. La plaza de toros de Valencia, a punto de cumplir 152 años, está declarada monumento histórico nacional y Bien de Interés Cultural (BIC). Recién inaugurada su remodelación (que ha costado 2,5 millones) en la Feria de Fallas, se enfrenta ahora a un proyecto, el de dotarse de una cubierta retráctil, que constituye el gran sueño del presidente de la diputación, Alfonso Rus, y no está exento de polémica.

 En las antípodas se sitúa el viejo coso taurino de les Arenes, en Barcelona, convertido en un inmenso centro comercial de 31.000 metros cuadrados con "sombrero"-obra del arquitecto Richard Rogers-, que fue inaugurado ayer. Este monumento, construido a caballo entre el XIX y el XX, con fachada neomudéjar que ha sido conservada, no sólo no fue nunca protegido sino que a duras penas se libró de la demolición, en los noventa, tras cerrar sus puertas en 1977. La decadencia de los toros en Barcelona la heredó una plaza, fuera de todo catálogo artístico, que finalmente acabó en manos de la firma Metrovacesa, que acometió las obras de transformación ahora acabadas.

Cualquier intervención en el redondel valenciano, con su blindaje protector, es más complicada. Dos años después de presentarse a la Dirección General de Patrimonio Cultural el proyecto, la responsable política del área, Paz Olmos, ha firmado, como avanzó este diario, una autorización de las obras condicionada a que la cubierta no sea visible desde el exterior, que sea reversible, que la plaza esté más tiempo descapotada que con el sombrero y que no se lesione la mampostería. Está tan condicionado el proyecto que Paz Olmos "recomienda" aportar un nuevo documento que garantice el cumplimiento de las exigencias. Para el portavoz socialista en la diputación, Rafael Rubio, la autorización que Olmos firmó el pasado 8 de marzo no es tal hasta en tanto la diputación no complete el proyecto con ese documento. La voluntad inicial de los técnicos de Cultura no casaba con las obras que Rus desea acometer con vistas a poder explotar comercial y culturalmente la plaza como escenario de conciertos entre octubre y marzo, cuando no hay toros. Cubrir el coso "no es un capricho mío", proclamó Rus, sino que persigue incluir a la plaza "en la ruta de los grupos internacionales" que tendrán en Valencia un recinto cubierto para 12.000 espectadores, señaló el presidente.

No hay "mejora patrimonial"

En el primero de los informes de la arquitecto inspector de Patrimonio María Petra Santisteban, se señalaba que como BIC que es y "con las características constructivas y de entorno en las que se encuentra y las funcionales de la plaza o espacio abierto al aire libre, la plaza de toros no debe contar con un sistema de cobertura".

Pero, dada la voluntad política y las modificaciones hechas, la técnico indicó, el 19 de enero de 2011, que la autorización era viable con el citado documento: "De llevarse a cabo la ejecución de la cobertura por motivos diferentes a la mejora patrimonial de la misma, el documento con el que se solicite la autorización patrimonial debe contar con un seguimiento de movimientos y posibles lesiones [sobre el ladrillo] además de datos como la visibilidad [de la lona]desde la calle...".

Fuente: Levante-Emv

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