El responsable del Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM), Albert Ribera, confirmó ayer las imposibilidades técnicas que existen para conectar l'Almoina y la Cripta de San Vicente, tal como pidió el lunes el concejal socialista Juan Soto. "Ya en su momento -en 2005, cuando se acondicionaba l'Almoina como museo-, se intentó hacer de dos formas diferentes", explicó Ribera, pero en una había que atravesar los restos de la antigua catedral visigoda y en la otra era imprescindible romper parte de los cimientos de dos edificios, así que ninguna convenció a los técnicos y el proyecto quedó sin concluir. Aún así, y como testimonio de lo cerca que la propuesta estuvo de convertirse en realidad, en ambos recintos hay sendas puertas que actualmente no conducen a ningún lugar y que se proyectaron como punto de arranque del túnel que debía enlazar ambos lugares.
El edil del PSPV exigió el lunes la incorporación de la Cárcel de San Vicente al conjunto de l'Almoina, ya que considera una "aberración histórica" su actual separación, sobre todo porque parte de la antigua catedral visigoda, a la que pertenece el lugar martirial, ya está integrada en el recinto museístico. Sin embargo, según el jefe del servicio de arqueología municipal, la conexión que reclama Soto no sería precisa puesto que, en realidad, la auténtica cárcel donde el santo recibió martirio ya está dentro de l'Almoina: una construcción erigida a espaldas del foro."Por sus características de aislamiento y, sobre todo, por las peculiares y abundantes hallazgos de épocas posteriores que se acumulan por encima y en sus alrededores, se ha identificado este lugar con una prisión. Más concretamente, con la que acogería el episodio martirial, lo que permite explicar la sacralización de este lugar a partir, por lo menos, de fines del siglo IV y hasta el VIII", defiende Albert Ribera en su artículo sobre La primera topografía cristiana de Valencia, publicado recientemente en la Rivista di Archeologia Cristiana del Vaticano.
En el ensayo, el responsable del SIAM analiza cómo el martirio del santo organizó la topografía cristiana de la ciudad. De hecho, afirma que "buena parte de los hallazgos arqueológicos de los últimos años se pueden, y deben, explicar a través de este episodio martirial".Una construcción funerariaPero, si la auténtica Cárcel de San Vicente está en l'Almoina, ¿qué es entonces lo que actualmente conocemos como la cripta? Un edificio funerario y más concretamente un mausoleo, ya que en el centro de su crucero -es de planta cruciforme- se halló una tumba excavada y otras más en sus ángulos exteriores.
Sobre el propietario de esa "privilegiada" sepultura, Ribera asegura en su artículo que "tiene muchas posibilidades de ser el famoso obispo Justiniano, que al mismo tiempo también sería el promotor del mausoleo". Así, el obispo se enterró muy cerca de las reliquias del mártir -la tumba estaba junto al ábside de lo que fue la antigua catedral visigoda-, del que siempre se confesó devoto seguidor. Posteriormente, con el transcurrir del tiempo el fervor popular por el lugar llevó a confusión y acabó identificándose el mausoleo con la cárcel del santo, un error que ha llegado hasta nuestros días.
Fuente: Levante-Emv