La defensa del Patrimonio Cultural no es una tarea exclusiva de las instituciones o de diletantes, aunque hoy en día los organismos públicos competentes destacan por ser campeones en «olvidar» e ignorar sus compromisos y obligaciones legales. Los numerosos atentados contra nuestros monumentos, jardines, museos… son noticia un día sí y otro también, sin que las autoridades adopten las medidas oportunas para acabar con la sangría que supone tanta degradación, expolio, saqueo…
La estatua de San Luis Beltrán ha vuelto a ser decapitada, unos meses después de haber sido rehabilitada. Y somos los ciudadanos los que tenemos que denunciar el hecho, dado que ni el Ayuntamiento de Valencia ni la Generalitat han querido asumir nuestras iniciativas y propuestas, tendentes a incrementar la vídeo vigilancia y la inspección periódica de los bienes inventariados, sin olvidar nuestra recomendación de potenciar, con el concurso de los medios de comunicación, tejido asociativo, mundo universitario… la educación y respeto por nuestro legado patrimonial.
También vuelve a ser objeto del expolio y el vandalismo una de las alquerías más relevantes de toda la Comunidad Valenciana: la alquería de la Torre, que se encuentra dentro del entorno de protección del BIC alquería del Moro, y cuya propiedad nadie conoce con certeza, aunque se cree que es del Valencia club de fútbol.
Lo realmente lamentable y totalmente inadmisible es la total y sistemática falta de actuaciones preventivas, de inspección y vigilancia profesional por parte de las instituciones públicas , que eviten el expolio y destrucción de nuestro rico y emblemático legado histórico-artístico y ambiental.
Todo el mundo dice amar el patrimonio cultural, pero son realmente muy pocos los ciudadanos que demuestran con hechos ese amor, ese afecto, ese merecido respeto que debemos a esas hermosas huellas que permanecen visibles en nuestras ciudades, en nuestros campos, en nuestros montes, en nuestros pueblos…
El Patrimonio Cultural de los valencianos lleva años, demasiados años sufriendo un abandono y expolio intolerable e inadmisible. Y ya no hay lugar para excusas y declaraciones oportunistas, que tanto agradan a los políticos de turno.
Es el momento de consensuar y diseñar un programa riguroso y multidisciplinar, que permita el inventario, la conservación, rehabilitación y difusión de todos nuestros bienes culturales, sin olvidar que hay que lograr el entusiasmo, la complicidad y colaboración de toda la sociedad civil.
No es una iniciativa baladí, pues recuperar y reutilizar nuestro patrimonio cultural puede y debe servir para potenciar la actividad laboral y elevar el bajo nivel cultural de la población valenciana, favoreciendo la autoestima de un pueblo que lleva sumergido en una feroz crisis demasiados años.
Señores políticos valencianos y ciudadanos en general: ¿aceptamos el reto y dejamos ya de lamentarnos como vulgares plañideras?
Antonio Marín Segovia
Portavoz Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural
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