Por Teresa Galindo Lozano. Refugios, criptas, bibliotecas históricas, motines rescatados, fábricas reconvertidas y rincones industriales pendientes de la piqueta fueron los lugares propuestos por las Rutas Ciudadanas de Valencia, para hacer un viaje a través del tiempo.
Como en otras ocasiones, la sorpresa fue el hilo conductor de la jornada y a ella se sumaron un nutrido grupo de ciudadanos de diversa edad, procedencia y actividad (alemanes, valencianos, mejicanos, colombianos, residentes temporales, estudiantes, ecologistas, catalanes, feministas, jubilados, activistas del patrimonio, profesores, veganos, fotógrafos,…). Todos, dispuestos a disfrutar la Ruta por la Cara Oculta del Centro Histórico organizada por el colectivo periodístico Xarxa Urbana y con el apoyo del Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural.
Como en otras ocasiones, la sorpresa fue el hilo conductor de la jornada y a ella se sumaron un nutrido grupo de ciudadanos de diversa edad, procedencia y actividad (alemanes, valencianos, mejicanos, colombianos, residentes temporales, estudiantes, ecologistas, catalanes, feministas, jubilados, activistas del patrimonio, profesores, veganos, fotógrafos,…). Todos, dispuestos a disfrutar la Ruta por la Cara Oculta del Centro Histórico organizada por el colectivo periodístico Xarxa Urbana y con el apoyo del Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural.
José María Azcárraga, promotor de las Rutas por la Valencia Republicana y vicedirector del Instituto Lluis Vives abrió
el recorrido y tras una documentada explicación sobre su historia, los
participantes pudieron contemplar los elementos renacentistas del
antiguo Seminario de Nobles de San Ignacio, acceder a la capilla de San Pablo (BIC) y, los más atrevidos, bajar a la cripta centenaria del subsuelo donde yacen los mecenas del colegio y algunos jesuitas.
José María Azcárraga mostrando “El beso de la reliquia” un cuadro de Sorolla de 1896 . Foto de Mercedes Grau.
Explicó que por estar dentro de un centro público, la iglesia no sufrió
daños durante la guerra civil, y su altar barroco permanece casi
idéntico a como era en 1893 cuando Joaquín Sorolla pintó “El beso de la
Reliquia” en la capilla de la comunión, anexa a la nave central. En la
escena además de reflejar la devoción religiosa popular y el predominio
sacerdotal del momento, se ven algunos elementos de madera del altar y
los azulejos típicos valencianos que aún hoy se conservan. Esta pintura
hoy forma parte de la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Asimismo,
recordó que con la desamortización de Mendizábal de 1835 el seminario
de Nobles fue abandonado y permaneció vacío hasta 1862, año en que lo
asumió la Universidad y empezó a funcionar como instituto público bajo
distintos nombres, hasta que en 1930 se le dio el definitivo de Lluis
Vives.
Refugios antiaéreos, desconocimiento y olvido
Seguidamente visitaron las instalaciones del Refugio Antiaéreo de
la guerra civil, diseñado por el arquitecto José Luis Testor, dispuesto
en cuatro galerías abovedadas y dos rampas y donde se alcanzaban a
alojar hasta 1000 estudiantes.
En la reforma de los años 70, se ocultaron tras una capa de cemento y de
cal, elementos importantes como las pinturas murales que hacían los
refugiados y que hoy servirían como testimonio gráfico de una época
oscura de la historia reciente. Este punto suponía para la mayoría un
descubrimiento y para los mayores que vivieron los estragos de la
guerra, una forma de recordar lo ocurrido.
A
pesar de existir casi 200 refugios en Valencia, no es fácil
conocerlos, ni existe una política de conservación y difusión de este
tipo de arquitectura y menos de lo que ella representa, “son espacios de
memoria que hay que reivindicar” indicaba Azcárraga.
El Micalet, referente cultural
Cerca del Instituto se halla la Societat Coral “El Micalet”, cuya
fundación y evolución histórica fue explicada por Emili Mira miembro de
la directiva. Desde su fundación hace más de 120 años, la entidad
sigue manteniendo su carácter abierto a las distintas propuestas
políticas, sociales, culturales, artísticas y musicales, y es parte de
la historia de la ciudad.
Destacó
el trabajo que se realiza por la música, tanto en la escuela, en el
grupo de tabal y dulzaina, en la rondalla y en la joven orquesta, además
de la promoción del teatro a nivel profesional o aficionado y por la
cultura en general, con una amplia programación de exposiciones y
conferencias.
Una preciosa sala de grandes ventanales y de estanterías movibles, da
cabida al archivo histórico y a la valiosa biblioteca especializada en
música que se prepara para los tiempos modernos, catalogando sus
fondos con el sistema de catalogación universal. Muchos no conocían
esta pequeña joya del conocimiento que pasa desapercibida en la primera
planta del edificio de la calle Guillem de Castro.
Velluters y sus luchas
Las hogueras conmemorativas del “Motí dels Velluters” esperaban
a los asistentes junto a los organizadores de ésta exitosa celebración
reivindicativa, en unos tiempos en los que la revuelta de Gamonal en
Burgos, vuelve a colocar los motines vecinales u obreros en la más
directa actualidad.
Hoguera preparada para la recordar la primera revuelta obrera de Valencia de 1856. Foto de Gabriel Rodríguez.
El guía especialista en el barrio de Velluters y vecino del mismo, Juan
Manuel Vera, realizó un breve recorrido por las calles más
significativas del antiguo barrio de la Seda, recalando en el Palacio Tamarit, en donde trabajaban más de 300 obreros y en las ruinas del Colegio Mayor del Arte de la Seda,
monumento a la estulticia oficial más absoluta del Ayuntamiento y de la
Generalitat en su larga trayectoria de “agujeros negros” patrimoniales
en la ciudad.
Juan Manuel Vera habla sobre la importancia del cultivo de la seda en Velluters.
Foto de Mercedes Grau.
Foto de Mercedes Grau.
Crítica política en clave de humor
Al llegar al Palacio Renacentista que fue taller del pintor Joan de Joanes y hoy reconvertido en el Hostel Inssa, Curtis i Krònia, -un
dueto venido de Barcelona desde donde dicen seguir con atención la Ruta
del Despilfarro- ofrecieron una performance al hilo de la actualidad y
la sátira política, sin pelos en la lengua y en contra de los políticos
corruptos, los privilegios de la corona y de la iglesia, los recortes
sociales, los desahucios, el paro…
“Ni
poetas, ni rapsodas” es como se autodefine esta particular pareja
artística, que con sus mensajes concisos hicieron las delicias de los
visitantes imbuidos por magia del lugar y por la reflexión crítica.
Arquitectura industrial para las artes
No menos impactantes fueron las dos naves rehabilitadas de “Fábrika 12”,
antigua fábrica de calzado infantil de época modernista con añadidos
posteriores, una de ellas con refugio antiaéreo incluido, y que han sido
reconvertidas sabiamente en taller artesano de orfebrería y estudio de pintura de la conocida artista Fuencisla Francés.
Finalmente, la activista vecinal Pilar Massó, quien dinamizó hace más de una década un movimiento reivindicativo y en defensa del patrimonio industrial decimonónico que
se sitúa en un triángulo urbano abandonado junto al IVAM el cual tiene
pendiente su demolición parcial para promoción de vivienda libre, puso
en los oídos de los asistentes, su personal y a la vez documentado
relato de los hechos, a la espera de cuál va a ser el destino definitivo
del PAI especulativo, aprobado y no ejecutado.
Esta
Ruta y las otras que se vienen haciendo desde hace un año y medio, son
un experimento donde se fusionan periodismo local, turismo alternativo,
y pedagogía en acción, para acercar a la ciudadanía al alma de la
ciudad y despertar su conciencia en la defensa del patrimonio colectivo,
amenazado muchas veces por intereses especulativos y políticos.
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