jueves

Crónica de una muerte anunciada. La Alquería del Moro (BIC)

Buenos días bloggeros,

Ayer por la tarde visitamos in situ la Alquería del Moro para comprobar los daños que se habían producido tras el desplome de la construcción número 2, datada entre el siglo XIV-XV, y que se encuentra situada sobre el Camino Viejo de Burjassot y separada de la Casa del Senyor por la calle Emili Camps i Gallego, hoy cerrada al público por dos verjas a ambos lados de las alquerías.

El desplome de la parte superior del edificio ha hecho desparecer el cuerpo superior, en el que se situaba la andana, afectado a la fachada superior y ocasionando la caída de numerosos escombros a la calle Emili Camps i Gallego. Por suerte no ha habido que lamentar daños personales a los obreros, técnicos, etc. que llevaban trabajando dos días allí, para la rehabilitación de la Casa del Senyor.

A la espera del informe técnico de los Bomberos de Valencia, hemos leído en prensa que las causas más probables del derrumbe de la cubierta hayan sido el deterioro del inmueble y las lluvias. Pero, ¿quiénes son los responsables del deterioro progresivo del inmueble, cosa ha permitido que el agua pudiera entrar a raudales durante décadas, dañando el edificio de esta manera?

Los edificios no se desploman solos porque sí. Detrás siempre hay alguien que, por acción u omisión, consiente y alimenta el deterioro y la degradación progresiva de los mismos. Los propietarios, al no ejecutar las obras de mantenimiento obligatorias que marca la ley (actual LOTUP, artículo 180 y en este caso concreto la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano al tratarse de un BIC), pero también las administraciones públicas que tienen que velar por el cumplimiento de las mismas a través de inspecciones, requerimientos, multas coercitivas, sanciones, ejecución subsidiaria y llegado el caso, expropiación. Desafortunadamente, esto no se ha hecho en tiempo y forma y ahora, de nuevo, se llega tarde.

Por ello, no podemos pasar por alto que, además del incumplimiento reiterado de la legislación por parte del propietario de la alquería que se ha desplomado, ha habido una dejación de funciones por parte de las administraciones públicas pasadas y presentes, puesto que son conocedores desde hace más de 25 años del estado de degradación, abandono y ruina progresiva de un conjunto rural que está protegido como BIC desde el año 2004. Recordamos también que no es preciso que existan denuncias de particulares y asociaciones para que las administraciones cumplan con sus funciones IN VIGILANDO. Las inspecciones se deben hacer de motu propio, con técnicos de patrimonio ejerciéndolas con regularidad.

Esta negligencia por parte de las administraciones públicas valencianas se remonta a tiempos pre diluvianos, con denuncias de asociaciones como la desparecida Cercle Obert redactadas con máquina de escribir, por no decir en tablilla o en papiro. Siempre se hizo caso omiso, buscando mil excusas para no responder o aplicando directamente el consabido silencio administrativo o respondiendo a las cuestiones sin ajustarse a lo planteado.

Por lo que respecta a nuestra asociación, debemos puntualizar que nuestra primera denuncia por escrito es del 23 de febrero de 2013, con el anterior equipo de gobierno y que el expte. sigue abierto hasta la fecha de hoy con el Síndic de Greuges y contando ya con tres recomendaciones supuestamente aceptadas (en lo que se refiere a las alquerías de titularidad privada), pero realmente incumplidas.

Por este motivo, debemos dejar de lado los argumentos del tipo "los 24 años del anterior gobierno", el "y tú más, o el otro más", "antes nadie dijo/denunció nada" y otros por el estilo. Esto no va ni de colores ni de partidos políticos con más o menos responsabilidad. Que sea la justicia la que establezca los porcentajes de culpa entre todas las partes implicadas que han ido pasándose la patata caliente de unos a otros hasta que esta se ha caído al suelo y se ha esclafado.

La cuestión principal es que una alquería del siglo XIV-XV se ha venido abajo porque una serie de personas, propietarios y responsables políticos, técnicos, etc. no han cumplido con sus obligaciones, no las han hecho cumplir y, por lo tanto, no han hecho bien su trabajo y no han estado a la altura de nuestro patrimonio cultural. Ni los unos ni los otros.

Desafortunadamente, nos toca lamentar de nuevo la pérdida de un bien patrimonial valenciano con la máxima protección a través de la crónica de una muerte anunciada. Nadie la quería y todos la mataron.

Un saludo...

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