Hola de nuevo bloggeros,
ayer se celebró en Valencia una de las fiestas más importantes de la ciudad: El Corpus Christi. Nos hacemos pues eco de esta celebración a través del artículo publicado por el diario Levante en su edición digital.
Esta tarde colgaremos en el blog algunas fotos de las rocas que estuvieron presentes en la Plaza de la Virgen la tarde del sábado. De momento como aperitivo, os dejamos una imagen de la Moma (la virtud), la dama vestida de blanco y coronada con flores que lucha contra los Momos (los 7 pecados capitales).
Saludos.
Autora: Marga Ferrer
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Miles de personas salieron ayer a las calles de Valencia para celebrar la fiesta del Corpus Christi que tuvo lugar a lo largo de toda la jornada bajo un sol veraniego. Este año el calor acompañó, muy lejos de lo ocurrido en 2008 cuando la lluvia hizo presencia obligando a suspender la Cavalgata del Convite. Entonces los únicos actos programados que salieron a la calle fue el desfiles de las «roques», ya que la procesión solemne se tuvo que realizar bajo techo, dentro de la Catedral, que acogió la segunda procesión claustral de los últimos 50 años.
Así, el calor también fue uno de los protagonistas de esta colorida y tradicional festividad. Los actos de ayer comenzaron con el repique de campanas del Micalet entre las 9 y las 9.30 horas por parte del Gremi de Campaners. Una hora después tuvo lugar la misa pontifical en la Catedral oficiada por el arzobispo de Valencia Carlos Osoro.
Durante la homilía Osoro animó a tener «la osadía, el coraje y el atrevimiento» de presentar a los jóvenes a la Eucaristía «que es la escuela de Jesucristo». Carlos Osoro pronunció parte de sus palabras en valenciano y pidió a los feligreses que apoyen a Cáritas «organización de la Iglesia respetada y querida por todos los hombres y mujeres de buena voluntad» porque «aproxima de una manera real el amor de Jesucristo a los hombres, no desde ideas, sino desde realizaciones concretas».
Acabada la celebración, en la plaza cientos de personas esperaban a la parte más lúdica del Corpus Christi y sonaron las once campanas con las que cuenta el Micalet. Era un momento clave, ya que el Corpus es la única festividad del año en la que suenan todas juntas.
En el resto se hacen sonar sólo las cinco grandes.La «cavalgata del Convite» iba encabezada como manda la tradición por el «capellà de les Roques», montado a caballo, que representa a la Iglesia e invita a viva voz a todos los presentes a acudir a la procesión de la tarde. Cuando el «capellà», que representa desde hace más de 20 años Donís Martin, hacía presencia, el público pedía silencio y entonces les convocaba a la «procesión más bonita del mundo, la del Corpus Christi». Al paso de esta figura de la comitiva se produjo una de las anécdotas del día, cuando el caballo sobre el que recorre las calles de la ciudad resbaló en la plaza de la Virgen, cayendo al suelo y llevándose consigo al «capellà». Debido a este problema el caballo quedó indispuesto para continuar y el «capellà» tuvo que continuar invitando y saludando al público a pie. Del mismo modo, los ciudadanos se deleitaron con las danzas de la «Moma», así como con los «caballets», «els pastorets» y otras tantas al son del tabalet y la dolçaina. Del resto de la comitiva destacó como siempre por su tono humorístico la «degollà» que representa a quienes degollaban a los niños por orden del rey Herodes. Con sus garrotes de goma y portando su bandera golpeaban al público y lanzaban caramelos.Otro de los momentos más llamativos de la cabalgata fue cuando la «degollà» pasó por la calle Avellanas donde hileras de cubos de agua colgados de unas fachadas a otras marcan el territorio del que tradicionalmente cae una gran lluvia de agua.
Una vez este grupo llegó a la citada calle y a la de la Mar, desde los balcones los vecinos sacaron sus cubos de agua y barreños para empaparlos, aunque los curiosos que se agolpaban contra las paredes no se salvaron de este «diluvio».Por la tarde, fue el turno del desfile de las «roques», pesados carros triunfales de maderas de cinco metros de altura y tres de largo aproximadamente. Salieron a la calle diez de las once existentes puesto que la «Valencia» está siendo restaurada. La tradicional «pujà» al pie del Palacio Arzobispal captó la atención de un numeroso publicó que siguió el esfuerzo de los caballos por arrastrar por la inclinada calzada estas enormes construcciones. Algunos animales perdían las fuerzas y cayeron al suelo ante los gritos de la gente y de los acompañantes de los carros. En esta calle se suceden las apuestas y los duelos por ver qué caballo consigue superar este tramos de manera limpia y rápida.
A las 19 horas salió de la Catedral la comitiva de la procesión con la presencia en la plaza de la Virgen de miembros del ejército y bajo un tono más solemne. Abriendo la procesión iba la «Senyera», y a continuación los personajes del Antiguo y del Nuevo Testamento, que junto a las figuras alegóricas gigantes fueron los elementos que más gustaron al público. Después llegó el turno de los niños y niñas que este año han comulgado junto a sus familiares. Al cierre del desfile iba la Custodia, que a su paso desde algunos balcones de varias calles, como la de Caballeros recibía una lluvia de pétalos de flor.
Fuente: Levante-Emv