Buenos días bloggeros,
esperamos que vuestras vacaciones estén transcurriendo con total normalidad y apacibilidad y que allí donde estéis, el calor no os esté ahogando como está pasando aquí en Valencia (hoy parece que el tiempo nos ha dado una tregua). Los que ahora estamos aquí tenemos la oportunidad de pasear tranquilamente por el centro a última hora de la tarde y disfrutar de las calles de la ciudad y de sus museos (con el aire acondicionado a tope), bastante vacíos por cierto.
Volviendo al tema principal del post, os adjuntamos el artículo publicado por el diario Las Provincias sobre la posibilidad que se plantea de dejar de nuevo a la vista el ábside gótico de la Catedral (una idea que viene ya de lejos y que ya tratamos en otro post hace tiempo).
Aprovechamos también para recomendaros la revista que edita trimestralmente la Catedral de Valencia (y que va por su número 2), puesto que al final del artículo de Las Provincias se habla sobre el santo Cáliz y la revista trae un artículo muy interesante sobre la procedencia y las verdaderas causas por las que Alfonso el Magnánimo lo depositó en la Catedral de nuestra ciudad.
Seguid disfrutando del verano.
Saludos...
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El ábside gótico de la catedral de Valencia no se ve. Las capillas absidales están tapadas. Un muro de ladrillo visto lo cubre todo. Pero las cosas pueden cambiar de la mano de una iniciativa que persigue sacar a la luz la belleza que la arquitectura gótica confirió a la fachada posterior de la Seo. El proyecto arquitectónico, impulsado por los responsables de la Seo, ya está redactado. Su ejecución sólo depende de que llegue la financiación.
Lo anunció ayer el canónigo Conservador del Patrimonio Artístico de la catedral, Jaime Sancho. La intervención no comportará «un coste elevado» y, sin embargo, de la misma se derivará un generoso resultado, ya que «dará mucha belleza a la visión del conjunto de la catedral».
Cuando el proyecto se haya materializado, cualquiera que se pasee por la plaza de la Almoina disfrutará de una imagen muy distinta de la que ofrece hoy la fachada trasera del templo. Desaparecerá «el muro de ladrillo visto y la barandilla que se construyó en el siglo XIX para tapar el gótico». Una parte del ábside no podrá descubrirse: «La obra que se sobrepuso es un trabajo renacentista de valor».
Cualquier proyecto de estas características cuesta mucho dinero, sin embargo Jaime Sancho sostiene que esta intervención no comportará grandes dispendios. «El coste del descubrimiento del ábside no sería muy elevado porque se trata más de un trabajo de demolición que de reconstrucción». Sancho adelantó que ya han accedido al espacio que queda «entre el muro y las capillas y hemos visto que el gótico está entero. Sólo hay que tirar abajo el muro y quitar las tejas».
El canónigo insistió en la trascendencia del proyecto para conceder vistosidad al monumento y su entorno. Desde que se ejecutaron las obras del museo de la Almoina, la plaza quedó muy despejada de forma que ahora la catedral ofrece una imagen de la que nunca se había podido disfrutar. La asignatura pendiente para completar el hermoso paisaje arquitectónico es sacar a la luz el ábside «hasta el suelo, de manera que se vean las capillas».
No es la única intervención de patrimonio que los responsables de la Seo se traen entre manos. Hay otros dos que afectan al interior del templo. Son también «proyectos ya redactados», que como el anterior, están a expensas de obtener financiación.
La restauración integral de la capilla barroca dedicada a San Pedro, que se presentó al Ministerio de Cultura en el marco del Plan de Catedrales, es uno. El otro implica la ampliación del museo catedralicio, que tras la intervención pasará a disponer de tres plantas. Una se ganará aprovechando la cripta, que «está excavada, pero no se encuentra en condiciones de uso». La tercera se encontrará en una planta superior, sobre la sala museística actual.
El canónigo Jaime Sancho dio a conocer estos proyectos tras la presentación del segundo número de la revista «Catedral de Valencia», publicación que recoge varios estudios relativos al Santo Cáliz que se custodia en la Seo valenciana.
Uno de los trabajos, obra de Jaime Sancho, precisa que el Canon Romano de los siglos II y III que utilizaban los papas en la catacumbas de Roma hacía mención expresa a «este mismo preclaro cáliz», en referencia a la vasija de ágata que se venera en la ciudad y que a raíz de la persecución del emperador Valeriano fue trasladada a Huesca y luego a Valencia .
La publicación también incluye un artículo del profesor Vicente Pons Alós, canónigo archivero-bibliotecario de la catedral, en el que se recuerda que el Santo Grial llegó a Valencia no como un regalo del rey Alfonso V, el Magnánimo, sino como pago de una deuda que el monarca tenía contraída con el cabildo valenciano por la ayuda económica que este le prestó para su campaña en Nápoles.
A este hecho se refirió la historiadora Catalina Martín en 2008 en un artículo publicado en LAS PROVINCIAS. Aseguraba que no se trató de «una donación, sino de un depósito como garantía por el préstamo concedido».
Lo anunció ayer el canónigo Conservador del Patrimonio Artístico de la catedral, Jaime Sancho. La intervención no comportará «un coste elevado» y, sin embargo, de la misma se derivará un generoso resultado, ya que «dará mucha belleza a la visión del conjunto de la catedral».
Cuando el proyecto se haya materializado, cualquiera que se pasee por la plaza de la Almoina disfrutará de una imagen muy distinta de la que ofrece hoy la fachada trasera del templo. Desaparecerá «el muro de ladrillo visto y la barandilla que se construyó en el siglo XIX para tapar el gótico». Una parte del ábside no podrá descubrirse: «La obra que se sobrepuso es un trabajo renacentista de valor».
Cualquier proyecto de estas características cuesta mucho dinero, sin embargo Jaime Sancho sostiene que esta intervención no comportará grandes dispendios. «El coste del descubrimiento del ábside no sería muy elevado porque se trata más de un trabajo de demolición que de reconstrucción». Sancho adelantó que ya han accedido al espacio que queda «entre el muro y las capillas y hemos visto que el gótico está entero. Sólo hay que tirar abajo el muro y quitar las tejas».
El canónigo insistió en la trascendencia del proyecto para conceder vistosidad al monumento y su entorno. Desde que se ejecutaron las obras del museo de la Almoina, la plaza quedó muy despejada de forma que ahora la catedral ofrece una imagen de la que nunca se había podido disfrutar. La asignatura pendiente para completar el hermoso paisaje arquitectónico es sacar a la luz el ábside «hasta el suelo, de manera que se vean las capillas».
No es la única intervención de patrimonio que los responsables de la Seo se traen entre manos. Hay otros dos que afectan al interior del templo. Son también «proyectos ya redactados», que como el anterior, están a expensas de obtener financiación.
La restauración integral de la capilla barroca dedicada a San Pedro, que se presentó al Ministerio de Cultura en el marco del Plan de Catedrales, es uno. El otro implica la ampliación del museo catedralicio, que tras la intervención pasará a disponer de tres plantas. Una se ganará aprovechando la cripta, que «está excavada, pero no se encuentra en condiciones de uso». La tercera se encontrará en una planta superior, sobre la sala museística actual.
El canónigo Jaime Sancho dio a conocer estos proyectos tras la presentación del segundo número de la revista «Catedral de Valencia», publicación que recoge varios estudios relativos al Santo Cáliz que se custodia en la Seo valenciana.
Uno de los trabajos, obra de Jaime Sancho, precisa que el Canon Romano de los siglos II y III que utilizaban los papas en la catacumbas de Roma hacía mención expresa a «este mismo preclaro cáliz», en referencia a la vasija de ágata que se venera en la ciudad y que a raíz de la persecución del emperador Valeriano fue trasladada a Huesca y luego a Valencia .
La publicación también incluye un artículo del profesor Vicente Pons Alós, canónigo archivero-bibliotecario de la catedral, en el que se recuerda que el Santo Grial llegó a Valencia no como un regalo del rey Alfonso V, el Magnánimo, sino como pago de una deuda que el monarca tenía contraída con el cabildo valenciano por la ayuda económica que este le prestó para su campaña en Nápoles.
A este hecho se refirió la historiadora Catalina Martín en 2008 en un artículo publicado en LAS PROVINCIAS. Aseguraba que no se trató de «una donación, sino de un depósito como garantía por el préstamo concedido».
Fuente: Las Provincias
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