Buenas tardes bloggeros,
desde que tengo uso de razón, o almenos hasta donde llega mi memoria (cuando mis padres me llevaban de niño a la Plaza de la Virgen), la basílica de la Virgen ha tenido siempre ese color tan característico en gotelé rosado, que siempre ha llamado la atención por su vistosidad.
Según publica las Provincias, eso va dejar de ser así. Por lo visto, los técnicos que se están ocupando de la restauración del edificio están buscando un tono que se asemeje más al que en su día tuvo la Basílica, y el tono en cuestión se aproximaría más al ocre.
Mañana por la mañana, aprovechando nuestro paso por el centro, intentaremos hacer alguna fotografía a las partes en las que ya se ha retirado el pigmento rosa. Por la tarde publicaremos las mismas, además de las fotos sobre la restauración que por fin están llevando a cabo sobre el maltrecho Tritón de la Glorieta.
Hasta entonces un saludo.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Con un chorro de aire a presión, mezclado con fragmentos diminutos de silicato de aluminio, la Basílica de la Virgen pierde poco a poco el color rosa que ha dominado sus fachadas en las últimas décadas. La restauración quitará la pintura al gotelé en favor de una tonalidad ocre, aún por decidir según afirmó ayer uno de los responsables de la intervención, el arquitecto Jaime Martínez.
Los técnicos se dedican ahora a investigar los tonos que se aproximen más al edificio original, construido en 1667 y obra del requenense Diego Martínez Ponce de Urrana. Martínez subrayó la coordinación con la Conselleria de Cultura, que debe autorizar finalmente la coloración del inmueble.
Los técnicos se dedican ahora a investigar los tonos que se aproximen más al edificio original, construido en 1667 y obra del requenense Diego Martínez Ponce de Urrana. Martínez subrayó la coordinación con la Conselleria de Cultura, que debe autorizar finalmente la coloración del inmueble.
De momento se han retirado ya los andamios de la fachada que recae a la plaza de la Almoina. La limpieza ha dejado a la vista una superficie de cemento gris, donde se aprecian también las líneas que simulan el aspecto de un conjunto de sillares de piedra.
En el pasaje cercano, que conecta con la plaza de la Virgen, se sigue trabajando en la retirada del color rosa. Martínez aseguró que toda la actuación es «reversible», es decir, que se limita a limpieza y pintura, por lo que dentro de un tiempo podría cambiarse de tono.
¿Por qué no dejar la actual pintura rosa? El arquitecto argumentó que este pigmento es de factura moderna, de apenas unas décadas, y está muy alejado de lo que debía ser la Basílica hace siglos. Debajo de la capa de mortero gris podría verse la pared de ladrillo visto, aunque el propósito del proyecto es que esto no ocurra. El motivo es doble y pasa por el mal aspecto de estas piezas y la falta de presupuesto para ampliar la obra.
Mientras que en las paredes se piensa en un color ocre, que puede ir del amarillo al rojo, para las pilastras la intención de los autores de la rehabilitación es colocar una capa de pintura en tonos arena.
Mientras que en las paredes se piensa en un color ocre, que puede ir del amarillo al rojo, para las pilastras la intención de los autores de la rehabilitación es colocar una capa de pintura en tonos arena.
Martínez citó como ejemplo la terminación ocre del tambor de la cúpula, donde sí se mantiene el ladrillo a la vista. Esta fase de la rehabilitación está ya terminada, al igual que buena parte de la intervención en el edificio anexo.
Este inmueble, junto a un pequeño jardín, servirá para dependencias de la Basílica y el aspecto de las fachadas no será el blanco actual, que ya se puede ver desde la Almoina con la retirada de los andamios. El arquitecto comentó que se piensa en un «gris azulado, similar a lo que se ha hecho en la plaza Redonda», para diferenciar así este edificio del original, con planta en forma de óvalo.
Acerca del calendario, en la fachada de la plaza de la Virgen no podrán colocarse andamios hasta después del Corpus, a finales de junio. Antes, festividades como las Fallas y el día de la Virgen impiden levantar la estructura metálica. Así las cosas, es posible que el próximo año, el templo mariano ya pueda lucir un nuevo color.
Los trabajos en el edificio anexo permitirán habilitar una nueva capilla penitencial. En ella serán ubicados cuatro confesionarios modernos así como salones para usos de la Basílica. El edificio contará en sus tres pisos de altura y planta baja, con una sala para la vestición de los niños de la Escolanía de la Virgen.
Fuente: Las Provincias
No hay comentarios:
Publicar un comentario