Buenas tardes blogger@s,
la antigua fábrica de tejas y mayólicas de La Ceramo de Benicalap constituye un edificio único, excepcional y de gran valor cultural que debería recuperar un brillo que perdió hace ya 23 años. En sus hornos se han cocido piezas de reflejo metálico que hoy en día lucen muchos de los edificios modernistas y eclécticos de la ciudad de Valencia. La Estación del Norte, el Mercado de Colón, el Mercado Central, las cúpulas del Ayuntamiento de Valencia, Los Almacenes de la Isla de Cuba, la cúpula del Palacete de José Ayora, etc. son sólo una parte del largo listado de inmuebles cuyos arquitectos y responsables acudieron al taller fundado por José Ros y Julián Urgell en 1888-1989.
A lo largo de estos últimos días estamos siendo testigos en primera persona de una intervención de urgencia parcial y chapucera para evitar el desplome total de sus tejados y sólo iniciada después de que el Síndic de Greuges impusiera a las administraciones dos recomendaciones. Han tenido que pasar 23 años para que se realizará los primeros trabajos destinados a evitar que esta magnífica fábrica se echara a perder del todo.
Tenemos pues que ser autocríticos, dado que ni las diferentes administraciones públicas que han pasado por el gobierno ni la ciudadanía han sido capaces de reclamar con efectividad el cumplimiento de la legislación vigente. Nos hemos diluido en insulsas notas de prensa, lamentos, mociones y quejas estériles que no han llevado a ninguna parte. Así que dejémonos de historias y excusas porque los principales responsables del pésimo estado de nuestro patrimonio cultural somos nosotros. Por acción u omisión. Por mirar para otro lado o por permitir que incompetentes e inútiles estuvieran al mando de las administraciones.
Y para conocer el origen de la cuestión tendríamos que remontarnos al año 1992, cuando Alfonso Pastor, último propietario de La Ceramo, tuvo que cerrar definitivamente sus puertas. Es entonces cuando tuvimos la oportunidad de oro, puesto que se incoó el expediente como BIC etnográfico. Así consta en el DOGV 12, número 1.828, del día 17 de Julio de 1992 y se ratifica en este mismo diario oficial al año siguiente como Bien de Interés Cultural etnográfico de reconocimiento arquitectónico a su actividad en el DOGV, número 2.047, del 16 de Junio de 1993.
Desafortunamente para el edificio, ese mismo año se decidió archivar el expediente de incoación como BIC etnográfico, debido a que la última catalogación como muestra cultural se desdeña, y decae, quedando así en el aire el expediente de Bien de Interés Cultural. El motivo alegado para no incoarlo como BIC se debe a que los elementos que hacen posible su proclamación como tal han desaparecido o perdido su esencia. Algo absurdo e incomprensible que esconde detrás de si una serie de maniobras políticas y familiares orquestadas en la oscuridad.
Importante reconocer, asimismo, que gracias a las denuncias de la desaparecida “Cercle Obert”, el 23 de julio de 2004 el Ministerio de Cultura presentó en la Dirección General un informe en el que cita:
“... por su parte, el edificio denominado la “Ceramo” ha sido informado favorablemente para que, tras la oportuna modificación del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 7 de la Ley 4/1998, de 11 de junio del Patrimonio Cultural Valenciano, pase a formar parte del Inventario General de Patrimonio Cultural Valenciano, con la categoría de Bien de Relevancia Local”.
Esta incoación como BRL fue clave para integrar la protección de relevancia local y paisajística a todo el conjunto de la fábrica de tejas y mayólicas de Benicalap, respetando así su fachada de estilo neo-mudéjar recayente a la Avinguda de Burjassot nº 142 y los importantísimos hornos morunos recayentes a la Calle de José Grollo. Asimismo, se incluye todo el recinto espacial de la marquesina del patio interior situada en el centro de la parcela y la chimenea de planta cuadrada en la misma zona de los hornos.
Os dejamos una pequeña muestra de esta joya de nuestro patrimonio cultural con imágenes de los años 90, justo antes de su cierre, no sin agradecer a Antonio Marín, Sara Soriano y Rubén Vázquez por las imágenes e información prestadas para poder documentar con rigor el presente post y por su labor de defensa y difusión del patrimonio cultural. Un buen ejemplo a seguir para que nuestro legado cultural siga brillando como lo hace el reflejo metálico que nos contempla desde los tejados de nuestra ciudad.
Un saludo...
Un saludo...
Hornos de La Ceramo
Imágenes facilitadas por Rubén Vázquez Carrió y extraídas de su TFG: "La Ceramo: Pasado, Presente y Futuro", Universitat de València
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