Buenos días,
El Portal dels Serrans (BIC), conocido popularmente como las Torres de Serranos, es una de las doce puertas que tenía la muralla de la ciudad de Valencia desde el siglo XIV (1356) hasta el siglo XIX (1865), además de ser uno dels quatre portal grans, conjuntamente con el de Quart, Sant Vicent y del Mar.
Esta joya del gótico civil valenciano, construida por el mestre d'obres Pere Balaguer entre 1392 y 1398, era el lugar por el que entraban las personas que venían de la Serranía del Turia (Los Serranos) y desde Aragón. Ha sido también prisión de nobles y caballeros y de reos de toda condición social; refugio de algunas de las obras de arte que vinieron desde Madrid durante la Guerra Civil; Casa Fallero (según testimonio oral de una mujer que nos lo contó); y Museo Marítimo desde mediados de los 70 hasta mediados de los 90.
Lamentablemente, desde hace unos años este monumento tan valioso ha pasado a ser en un urinario público. La falta de civismo y educación de algunos impresentables, unido a la dejadez y falta de contundencia del Ayuntamiento de Valencia, se ha convertido en el caldo de cultivo perfecto para que la situación empeore.
Nuestro consistorio instaló varias cámaras de vídeo vigilancia que graban 24h. para prevenir este tipo de ataques contra nuestro patrimonio e identificar, llegado el caso, a los responsables de los posibles delitos y acciones vandálicas que se pudieran cometer en el monumento. Sin embargo parece que nadie se hace cargo de las imágenes, que tal y como se puede apreciar en la fotografía que nos han pasado, apuntan claramente a los lugares en los que la gente orina.
Es inaceptable e inadmisible no solo la situación, sino las declaraciones que el propio alcalde de Valencia, Joan Ribó, realizó en su día respecto a las pintadas delictivas que machacan en patrimonio de Ciutat Vella y del resto de barrios de nuestra ciudad: "Tendremos que acostumbrarnos a convivir con ello".
¿Acaso los ciudadanos tenemos que resignarnos y aceptar también esta situación que se ha descontrolado? ¿Por qué tenemos que aprender a convivir con los incívicos, los delincuentes y los cerdos de dos patas? ¿Por qué no se toman las medidas punitivas necesarias para sancionar a los responsables? ¿Pensáis solucionarlo todo sólo con concienciación, diálogo, buenas palabras o mediante un cómic?
Hay situaciones como la descrita que requieren de otras medidas más contundentes para marcar unos límites y que, visto lo visto, nuestro consistorio no está dispuesto a tomar. Con este buenismo y permisividad, Valencia se ha convertido en una auténtica "gorrinà" en la que todo vale porque nadie quiere actuar y convertirse en el poli malo de la película.
Un saludo...