Buenas tardes,
queremos dedicarles este post a los gestores culturales de nuestra ciudad y a los miembros del CVC, que tanto nos están dando que hablar estos días.
Vamos a ser contundentes como pocas veces, porque el tema a tratar es muy sangrante para nuestro colectivo.
Los licenciados en Historia, Historia del Arte, etc. (o la propia gente que está estudiando cualquier carrera de humanidades) estamos HARTOS de la palabra "prácticas". Durante la carrera se nos exige hacer estas dichosas "prácticas" (la mayoría sin remunerar) para tener cierta experiencia en la asistencia en salas, exposiciones, visitas guiadas o cualquier otro campo relacionado con nuestros estudios. La paradoja se da cuando al finalizar nuestra licenciatura quieres dedicarte profesionalmente a este campo. Las prácticas se convierten pues en un sin sentido, ya que resulta completamente imposible trabajar de forma remuneradada en estos mismos puestos, que se seguirán nutriendo de gente en prácticas de forma indefinida.
¿Por qué no hay prácticas remuneradas en museos como el San Pío, MuVIM, IVAM, y otros de titularidad estatal, de la Generalitat, Diputación...?
¿Por qué no es posible desempeñar profesionalmente un puesto de trabajo conforme a tus estudios-formación? La respuesta es siempre la misma: Es que no hay dinero para esto. La cultura tiene un presupuesto muy limitado y no nos lo podemos permitir, etc. EXCUSAS.
¿Dónde se despilfarra el dinero de los valencianos? ¿Cuánto dinero se destina a cultura y en qué se gasta? Muy fácil. Parte del presupuesto se invierte de forma nefasta en los siguientes eventos:
- Fórmula 1 (¿Es rentable? y si es así ¿para quién?)
- Copa América (Muy cara además de elitista)
- Consell Valencia de Cultura (Nos cuesta un ojo de la cara para la función que desempeña. Sobra)
- Inauguraciones, catering y demás despilfarros en exposiciones...
- Puentes y obras innecesarias y costosas (Nou pont de Fusta)
- Etc.
Esto es solo un ejemplo de lo mal que se gestiona un dinero que, en otras manos, sería suficiente para dar un giro radical al estado, conservación y difusión del patrimonio, además de generar puestos de trabajo para un colectivo muy castigado por el desempleo.
Así no es de extrañar que no haya presupuesto ni para rehabilitar los refugios antiaéreos, ni para colocar gente debidamente formada y con estudios al frente de los mismos, ni para nada.
Para solucionar esto se nos ocurre la siguiente propuesta. Ya que al CVC le encanta colocar gente en prácticas para que no cobren ni un duro, ¿por qué no colocamos nosotros también gente en prácticas en los puestos que ellos mismos ocupan? Seguro que hay personas muy preparadas de nuestra licenciatura con más cabeza y con más ganas de trabajar que estos mantas. Ahorraríamos un montón de dinero con el que se podría invertir en la rehabilitación de ese patrimonio tan dañado y abandonado del que estos señores no dicen ni pruna.
Un saludo...
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Construidos para proteger a la población de los bombardeos durante la Guerra Civil y ocultos años después por el olvido colectivo y las edificaciones, los 258 refugios antiaéreos de Valencia forman un silencioso corpus subterráneo, una urbe de piedra desierta y ajena al trasiego diario de la moderna ciudad que se alza sobre ella. Fue el Consell Valencià de Cultura (CVC) el que ha instado a declararlos Bien de Relevancia Local (RBL) por su "su valor histórico y simbólico".
La entidad subrayó la importancia de darles un uso cultural o didáctico para que dejen de ser habitáculos vacíos y cerrados al público, e hizo especial hincapié en el refugio descubierto hace unos meses en la Gran Vía Marqués del Turia.
Sin embargo, la propuesta del CVC parece darse de bruces con la realidad económica de las arcas públicas valencianas, pues, a juzgar por la tibia o nula reacción de las instituciones, los recortes en los presupuestos municipales y autonómicos no dejan espacio para la nostalgia. Y es que el mayor inconveniente a la hora de poner en marcha la rehabilitación y adaptación de estos refugios es la necesidad de llevar a cabo reformas para que las instalaciones cumplan las medidas de seguridad de los locales abiertos al público, empresa más bien quimérica teniendo en cuenta la falta de liquidez actual.
Para el profesor de la Facultat d'Història y especialista en patrimonio, Josep Montesinos, se trata de "un tema difícil" porque para que estos espacios subterráneos abrieran sus puertas al público, "habría que habilitar accesos, salidas de emergencia, crear un plan contra incendios y controlar que su arquitectura se conserva bien ", explicó este académico de la Real Academia de la Historia. "Técnicamente se puede hacer, pero ya se sabe como está el presupuesto para estas cosas", señala Montesinos, aunque añade que los refugios antiaéreos "forman parte de nuestro patrimonio histórico artístico, son las defensas de la ciudad que marcan el cambio del sistema bélico. Además, se trata de un elemento patrimonial de primera, que subraya que Valencia fue la capital de la República". Del mismo modo, una vez preparados "podrían formar parte de itinerarios culturales y turísticos para mejorar la afluencia a esas zonas. Cosas más caras se han hecho". "De todas formas, no hace falta acondicionar todos como espacios abiertos al público, sólo los más apropiados", añade.
La petición del CVC no es nueva, pues ya en 2007 había recomendado la protección de esos retales del patrimonio valenciano ignorados por la mayoría de poderes públicos. En esta ocasión, una de las posibles destinaciones se basa en facilitar que los estudiantes que cursen Historia Contemporánea o el Máster de Patrimonio, puedan realizar sus prácticas en estos espacios, pero el CVC también abre la posibilidad a organizar exposiciones de arte o históricas, que recuerden el papel de Valencia como capital de la República.
"No se ha informado de nada"
Sin embargo, al menos de momento, la iniciativa parece haber caído en saco roto, pues, mientras la Conselleria de Turismo y Cultura se desmarca de los posibles proyectos e indica que las competencias de los refugios corresponden al Ayuntamiento de Valencia, desde el Vicerrectorado de Cultura de la Universitat se limitan a comentar que "aún no se ha informado de nada", por lo que la opción de entablar proyectos en estos lugares parece estar más que en el aire.
De todas formas, en teoría, la propuesta tendría una buena acogida en el departamento d'Història Contemporània de la UV instancia a la que se dirigía específicamente el informe del CVC. De hecho, su director, Ismael Saz, aunque reconoce que cualquier decisión debe pasar por "muchas instancias académicas", cree "muy positiva" la adaptación de los refugios para uso público. De hecho, aboga por convertirlos en "lugares de la memoria, pequeños museos con exposiciones sobre la Guerra Civil". Esta última idea es también apoyada por Amparo Salvador del Fórum per la Memòria del País Valencià, quien asegura que esos espacios "referentes de todo lo que sucedió en la guerra", deberían ser centros de documentación e información sobre la época y el conflicto, "algo que que actualmente no existe". "Dada la utilidad que tuvieron entonces, es el mejor fin que se les podría dar, además, es un desastre cómo están ahora", subraya.
Ante la perspectiva de poder acondicionar esos espacios como salas de exposición, Graciela Dewincenzi, de la Asociación de galerías de arte de la Comunitat Valenciana (Agacova), considera que "cualquier espacio ganado para fines culturales es positivo. Y los refugios, además, tienen un valor especial, pues están ligados a la historia contemporánea de la ciudad y son espacios polivalentes". Sin embargo, la representante de la Agacova, considera que lo importante es que no de establezca "una política de contenedores vacíos, que los contenidos tratados sean los más apropiados". Por ello, aunque de momento el Ayuntamiento de Valencia no se haya puesto en contacto con ellos, aseguró que los galeristas valencianos tienen "mil ideas para los refugios, pero muchas veces, por ser las galerías una iniciativa privada, no se nos tiene en cuenta". El presidente del Colegio de Arquitectos de Valencia, Francisco Taberner, estudió los refugios antiaéreos de la ciudad y llegó a documentar 258 con una capacidad total de más de 40.000 personas. De ellos, 11 aún permanecen en condiciones aceptables, pero la mayoría no tiene un fin concreto con el que volver a la vida pública. Uno de los casos más curiosos es el del refugio de la Plaza de Tetuán, que actualmente alberga el almacén del bar al que da nombre, mientras que el de calle Alta de El Carmen, ejerce como casal de la Falla Ripalda-Sogueros.
Pocas perspectivas
Otras ciudades, tanto españolas como europeas, habilitaron en los últimos años los refugios empleados en la Guerra Civil o en la Segunda Guerra Mundial, con fines turísticos o documentales. Así, en Alcañiz (Teruel), se emplea un refugio como espacio de exposiciones, mientras que en Albacete se instaló el Centro de Interpretación y Cultura para la Paz en un edificio empleado como refugio durante la contienda. Por su parte, Jaén abre sus refugios para realizar visitas turísticas y Berlín convirtió uno de ellos en un "Museo del Miedo". Sin embargo, la falta de entusiasmo de las instituciones públicas y la escasez presupuestaria que azota el panorama cultural sin piedad, parecen indicar que, al menos de momento, los 258 refugios de Valencia tendrán que esperar para reencontrarse de nueva con esa sociedad a la que hace décadas salvaron de las bombas y la tragedia.
Fuente: Levante-Emv