Hola bloggeros,
el vicepresidente de nuestra asociación nos ha remitido un interesantísimo artículo sobre la actualidad del Museo de Bellas Artes San Pío V.
Plasma de forma brillante el juego sucio que ha usado la casta política que desgobierna nuestras tierras y que ha permitido el deterioro de la "segunda" pinacoteca de España. Un museo convertido en una arma arrojadiza, víctima de chantajes, presiones y otras bajezas. Mentiras, trolas, trampas y todos los trapos sucios que van poco a poco saliendo a la luz a pesar de la complicidad de los medios de in-comunicación que publican a pies puntillas lo que les dictan sus verdaderos jefes.
Disfrutad de su lectura y de su reflexión.
Un saludo...
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Recientemente, el
Ayuntamiento de Valencia firmaba la licencia de obras para que se
pueda realizar la rehabilitación prevista del edificio histórico
del Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V, de manera que en
noviembre comenzarán los trabajos de remodelación de la segunda
pinacoteca más importante de España. Al fin. Tantos años de
retrasos, abandono y desidia institucional han convertido a este
museo - de titularidad estatal y gestión autonómica – en un
edificio lleno de humedades, goteras y grietas, hasta tal punto que
tuvieron que cerrar salas y reubicar las obras para evitar que fueran
dañadas ante el grave deterioro. Todo un símbolo del fracaso de la
política cultural del Partido Popular valenciano.
Aunque por fin parece que
las obras se pondrán en marcha, no tenemos que olvidar que el
retraso sufrido en los últimos años se debe a las malintencionadas
decisiones de la alcaldesa Rita Barberá. Ciertamente, la quinta fase
de ampliación del museo que proyectó el anterior Gobierno
socialista no arrancó en 2011, como estaba previsto, porque el
Ayuntamiento de Valencia no concedió la licencia de obras y
actividad. Ello a pesar de que el Gobierno central tenía ya
reservados 4,5 millones de los Presupuestos Generales del Estado de
aquel año para que comenzaran las obras; de hecho, la Generalitat
firmó el visto bueno del proyecto siendo Paz Olmos Directora General
de Patrimonio, actual directora del museo. Sin embargo, Rita Barberá
se negó a dar los permisos de obra (algo que ahora sí ha
concedido), sin que existieran motivos legales que lo justificaran.
Sencillamente, aquello
fue bloqueado para impedir que el ejecutivo presidido por el PSOE
pudiera invertir en la mejora de las instalaciones y ampliación de
una de nuestras mejores pinacotecas y, también, como reacción
contra la orden de suspensión del plan de prolongar la avenida
Blasco Ibáñez por El Cabanyal, dictada por el Ministerio de
Cultura. Fue un verdadero boicot a dicho proyecto, en línea con la
estrategia victimista que practicaba Barberá en aquella época y de
rotunda oposición y bloqueo a todo aquello que viniera del gobierno
presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. Pero fue, sobre todo,
la demostración más palpable del comportamiento indigno y miserable
de la alcaldesa de Valencia.
Al no concederse la
licencia, el museo perdió la inversión de 4,5 millones de euros
reservados para iniciar la quinta fase, y tuvo que ser destinado
finalmente a un museo de Baleares ante la imposibilidad de ejecutarlo
en las cuentas de ese año. Era la cuarta parte de los 18,7 millones
que costaría la ampliación. Ahora, con el PP en el Gobierno, las
obras tendrán un presupuesto de sólo 13 millones de euros, aunque
no hay consignación en los Presupuestos Generales de 2013 para
poderlas adjudicar todavía. Por cierto, el propio Gobierno actual
reconoció el pasado marzo en una respuesta parlamentaria que las
obras no se llevaron a cabo porque el Ayuntamiento no aprobó los
necesarios permisos de obra.
Así, entre el plan
previsto en 2011 (PSOE) y el actual (PP), se han perdido inversión y
actuaciones. Un recorte en toda regla. Ahora se va a realizar
únicamente la necesaria rehabilitación del edificio histórico del
museo (cuya fachada se encuentra protegida por mallas para evitar
desprendimientos sobre la acera) y acondicionamiento del sótano como
almacén del museo, así como la creación de alguna sala nueva. El
PP se ha visto obligado a hacerlo ante las firmes advertencias de la
combativa asociación Cercle Obert, que lleva tiempo anunciando por
escrito y a través de los medios de comunicación de que si no se
iniciaba la intervención presentaría la correspondiente denuncia en
la Fiscalía Provincial por incumplimiento sistemático de la
legislación en materia de Patrimonio Cultural (el edificio histórico
está protegido por la ley al ser BIC). Para evitar acabar ante los
tribunales (como ya le ocurrió al ex concejal de Urbanismo Jorge
Bellver por un asunto relacionado también con el Patrimonio
Histórico) los responsables institucionales del Partido Popular han
reaccionado, aunque sea tarde y mal.
Al menos han reaccionado.
Eso sí, no se realizará un proyecto ambicioso porque se han
eliminado definitivamente algunos de los aspectos más interesantes
que contenía el último diseño, esto es, una verdadera ampliación,
nuevos almacenes y áreas didácticas, el nuevo acceso, las salas de
arqueología, etc. Queda descartado todo aquello que destacaba y
convertía al museo en un verdadero espacio de referencia, un museo
con unas instalaciones completas y modernas que hubiera estado a la
altura de otros museos españoles, y acorde con una capital como
Valencia, donde el turismo cultural está en pleno desarrollo.
También se ha aparcado
el proyecto del nuevo acceso desde los jardines de Viveros (que
incluía una entrada subterránea y una cafetería), una idea muy
acertada que pretendía dar la importancia que se merece al museo más
importante de la Comunidad Valenciana. Suprimida esa idea, sólo se
podrá seguir accediendo desde la fachada principal recayente a una
de las vías con más tráfico de la ciudad; automóviles circulando
a alta velocidad, ruido y polución seguirán recibiendo a los
visitantes y turistas en la puerta del San Pío V. Igualmente, la
urbanización del degradado entorno del museo queda también
paralizada, y el callejón “Volta del Rossinyol” permanecerá
igual, mal asfaltado, con baches y abundante suciedad, rodeado de
solares pendientes de expropiar y casas abandonadas en ruina,
tapiadas y ocupadas. Sin duda, algo inimaginable en los alrededores
de otros museos como el del Prado o el de Bellas Artes de Sevilla.
Pero en Valencia sí, aquí es una realidad, qué más da. Tampoco se
habilitará el aparcamiento previsto, en una zona donde aparcar es
prácticamente imposible.
Todo ello era una
oportunidad. Y la hemos perdido. Hemos renunciado a ser ambiciosos.
Tampoco la sociedad valenciana ha dicho o hecho nada, salvo contadas
excepciones de particulares, entidades y asociaciones como Círculo
por la Defensa del Patrimonio. Dar la espalda a nuestra identidad,
arte, cultura y patrimonio es lo que tiene. El Partido Popular
valenciano, tan exigente en otras épocas con el Gobierno central, no
ha tenido la valentía ni el interés suficiente para reclamar ahora
la inversión que como valencianos nos correspondía, y Alberto Fabra
y María José Catalá se han conformado con poco. No era mucho pedir
que un museo que contiene una de las mejores colecciones de retablos
góticos y obras de artistas de la talla de Juan de Juanes, José de
Ribera, Goya, Sorolla, Benlliure o Pinazo tenga unas instalaciones
amplias, modernas y un acceso y entorno adecuados. Sin embargo,
Generalitat y Ayuntamiento celebran como un gran triunfo el
desbloqueo de la rehabilitación del San Pío V, con el mayor cinismo
posible, achacando a los socialistas la demora de las obras. Nos
quieren hacer creer, además, que ha tenido que ser con el Partido
Popular en el Gobierno central cuando se ha conseguido desbloquear de
verdad el problema de la intervención en el museo. Se ha cumplido
así la ruin estrategia de Rita Barberá. Triunfó su partidismo,
venció el juego sucio. Ha ganado ella, pero hemos perdido todos.
Esteban Longares (Vicepresidente Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural)