Una antológica libera al artista valenciano del siglo XVI de la sombra de Joanes y lo sitúa como puente renacentista a Ribalta.
La exposición se llama Nicolás Borrás. Un pintor valenciano del Renacimiento, pero a su comisario, Lorenzo Hernández Guardiola, le hubiera gustado titularla Un pintor de la Contrarreforma, por el carácter evangelizador de las obras del artista y sacerdote de Cocentaina (1530-1610), realizadas para propagar la fe en un momento en que los moriscos eran un grupo importante en el Reino de Valencia (su expulsión se produjo en 1609).
Pero Hernández Guardiola, autor hace 35 años del todavía texto de referencia sobre Borrás, no quiso al final ir tan lejos, porque la Contrarreforma, al fin y al cabo, es el tiempo del Barroco y podía haber dado pie a confusiones.
No obstante, la exposición inaugurada ayer en el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia permanecerá hasta el 13 de marzo-, "la más completa y ambiciosa" realizada hasta la fecha sobre Borrás, en palabras del secretario autonómico de Cultura Rafael Miró, busca emancipar al artista de la potente sombra de Joan de Joanes. Que deje de verse a Borrás como un mero imitador del "mejor pintor español del Renacimiento". (El Greco no nació en España), enfatizó Hernández Guardiola.
Una de las obras que mejor ilustra esta identidad propia de Borrás en la historia del arte es la Magdalena penitente cedida por un coleccionista valenciano, la cual, con sus lágrimas y dolorido gesto, "prepara la revolución naturalista de Ribalta", dijo el comisario y muestra al autor del siglo XVI no como un opositor a la pintura que vendrá, sino más como un puente.
No es la única pieza desconocida o inédita que se exhibe en esta antológica con motivo de los 400 años de la muerte del pintor que primero fue sacerdote y luego fraile jerónimo. Hasta un tercio de las sesenta que conforman la muestra no habían estado colgadas. Unas proceden de colecciones privadas -como un luminoso retablo del Bautismo de Cristo visto hasta ahora sólo en fotografías-; otras han salido de los almacenes del San Pío V (el gran contenedor de obra de Borrás), como las polseras (puertecillas laterales) del retablo del monasterio de San Jerónimo de Cotalba -la obra mayor del artista-, un Cristo atado a la columna de gran formato o un Ecce Homo con Pilatos. Hasta doce tablas han sido restauradas para la ocasión.
Los frecuentes fondos urbanos, la presencia de personajes de baja extracción social, la idealización de las figuras son marcas renacentistas en la obra de Borrás.
La investigación realizada por Guardiola le ha permitido atribuir al de Cocentaina varias tablas del retablo de La Font de la Figuera, realizado por Joanes y gaspar Requena y en el que ya participó como ayudante.
La muestra, un tanto abigarrada, se exhibe en las salas de exposición habitual del San Pío V por situarla donde se ven usualmente los Borrás.
Fuente: Levante-Emv