Buenos días blogger@s,
faltan apenas doce horas para dar la bienvenida al nuevo año, dejando atrás un 2018 repleto de aciertos, errores y, sobretodo, incógnitas que se ciernen sobre nuestro patrimonio cultural y sobre el gran número de expedientes de todavía tenemos abiertos y sin resolver a pesar de los años transcurridos.
Un 2018 que nos deja grandes alegrías como la inauguración del refugio antiaéreo de la calle Serranos, después de un expediente de tres años y varias recomendaciones del Síndic de Greuges; el inicio de las obras de recuperación de la Casa del Señor, único bien de titularidad pública que forma parte del conjunto rural de la alquería del Moro (BIC); o la rehabilitación del tinglado nº2 del Puerto de Valencia. Tres claros ejemplos de recuperación del patrimonio, tras años de denuncias, quejas e infinidad de recomendaciones del Síndic de Greuges que, finalmente, han dado sus frutos.
Sin embargo, queda todavía mucho por hacer y poco tiempo para que finalice una legislatura de cuatro años con un "govern del canvi i de la gent" en el que se depositaron muchas expectativas y que está generando muchas decepciones, puesto que está habiendo demasiadas cosas que no se están haciendo bien. La lista es muy larga y los ejemplos muy variados.
Uno de los temas más sangrantes y lo peor de este año 2018 ha sido el alarmante incremento de los ataques y delitos contra el patrimonio cultural, que no vandalismo ni actos vandálicos. Un término que los medios de comunicación y los políticos deberían descartar para empezar a llamar a las cosas por su nombre: delito penal, recogido en el Código Penal.
La Lonja de los Mercaderes, el refugio de la calle Serranos, los puentes históricos del antiguo cauce del río Turia, las Atarazanas, la Catedral, la antigua estación del Grao... han sufrido durante este año decenas de pintadas de forma indiscriminada y sin que el Ayuntamiento de Valencia haya llevado a cabo medidas para prevenir, detectar y sancionar a los responsables. Limpiar a costa del contribuyente no basta. No es la solución. La instalación de las cámaras de vídeo vigilancia sigue sin llegan y todavía tardará en superar todos los trámites necesarios. Se ha reaccionado demasiado tarde y solo se han empezado a trabajar en esta dirección tras los varapalos de la prensa y las denuncias de la sociedad civil, que han puesto sobre la mesa en RRSS y en las portadas de los diarios el grave problema que afecta a nuestro patrimonio cultural.
Este 2018 también nos deja el récord de recomendaciones del Síndic de Greuges en un expediente abierto por nuestra asociación. Cinco recomendaciones que ya acumula nuestra queja sobre el estado de la alquería de Serra (BRL), de titularidad privada. Un tema que se está dilatando innecesariamente hasta la extenuación, haciendo peligrar la integridad del bien y pudiendo sumarse, tristemente, a los dos casos de destrucción patrimonial que hemos vivido recientemente: las construcciones de titularidad privada que forman parte de la alquería del Moro (BIC) y la alquería de titularidad privada que forma parte del conjunto de las alquerías de San Lorenzo (BRL).
Un año en el que el Cine Metropol sigue en pie y con un colectivo de personas, entidades y asociaciones que, más allá de la virtualidad, están plantando cara en el ámbito administrativo y realizando y exigiendo informes históricos rigurosos, objetivos y detallados, acorde a la legislación y llevados a cabo por equipos pluridisciplinares y no solo por arquitectos, como se empeñan el Ayuntamiento de Valencia y la Conselleria de Cultura. El Cine Metropol tiene la suficiente historia y valor cultural y patrimonial para ser preservado en su integridad y ser declarado como BRL.
Por último, también queremos recordar que a lo largo del 2018 hemos vuelto a comprobar la obstinación de algunas concejalías del Ayuntamiento de Valencia a la hora de no respetar los entornos de protección libres de ocupación de los monumentos tales como les Covetes de Sant Joan o la Iglesia de Santa Catalina, por citar dos ejemplos. Mención especial al desastre con mayúscula de estas Fallas, en las que se vulneró y se pisoteó el triángulo de oro de Ciutat Vella (Lonja de los Mercaderes, Iglesia de los Santos Juanes y Mercat Central), permitiendo conciertos, verbenas y todo tipo de tropelías que genero una estampa vergonzosa y lamentable de suciedad y basura en un entorno Patrimonio de la Humanidad.
Para este 2019, que está a punto de abrir las puertas quedan pendientes temas como La Ceramo, el Casino del Americano, la alquería de la Torre, la alquería de Falcó, las alquerías de la calle Olba, la antigua estación del Grao, el entorno de la Lonja, la retirada de contenedores y papeleras de los muros y paredes de los monumentos, el muro de los huertos históricos de San Miguel de los Reyes, la alquería del Beato Gaspar Bono, el centro arqueológico de la Almoina, el Búnker del Saler, el refugio antiaéreo de la calle Espada, el chalet de Demetrio Ribes, la muralla árabe de Valencia, les Covetes de Sant Joan, etc. Muchas asignaturas pendientes para un año electoral en el que empezarán a aparecer promesas que se las llevará el viento.
Un saludo y feliz 2019, siguiendo el camino en la buena dirección...