hoy publicamos una noticia muy interesante que rescatamos de la edición online del diario Las Provincias. Se trata del hallazgo de un tramo de la Vía Augusta en la ciudad de Valencia. Una vía que coincide con el eje Norte y Sur del Cardo Máximo y que ha aparecido en parte durante las obras de ampliación del edificio de Les Corts.
Estaremos muy atentos a esta magnífica noticia y nos acercaremos cámara en mano a ver si podemos realizar alguna fotografía del hallazgo.
Os mantendremos informados.
Saludos...
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Las excavación arqueológica en el solar donde se situará el nuevo edificio de Les Corts ha sacado a la luz auténticas joyas históricas. Se ha hallado un tramo de la Vía Augusta de 20 metros de largo y 4,2 de ancho, datado en el siglo II D. C., que obligará a modificar el proyecto de ampliación para poder dejar visible la calzada romana. Así lo aseguró ayer la presidenta Milagrosa Martínez durante una visita de obras, al señalar que propondrá «preservar este gran hallazgo para integrarlo en la ampliación».
En la práctica, obligará a modificar el sótano previsto en el nuevo edificio. Según explicó el arquitecto, Julián Esteban, una de las posibilidades es dejar la calzada a la vista en un pasillo que dará acceso a un salón de actos situado en el subsuelo. Así, se podrá pasar justo al lado de la principal calzada del Imperio Romano.
Martínez no exageraba al loar la importancia de los restos encontrados, pues han permitido desmontar dos teorías históricas relacionadas con la trama urbana de Valencia. En primer lugar, se pensaba que la Vía Augusta salía de la ciudad hacia el norte por la actual calle Salvador. Pero la aparición del tramo cruzando el solar, situado entre Salvador y Libertad, deja claro que la calzada romana no hacía ningún giro, sino que seguía recto en sentido norte. Es más, la orientación coincide con el trazado que se exhibe en el museo de la Almoina.
La segunda novedad histórica, según apuntaba ayer la arqueóloga Concha Camps, es que la excavación ha puesto de manifiesto que en el siglo II D. C. se produjo uno de los primeros ensanches de la Valencia fundacional, al urbanizarse el espacio situado al norte de la ciudad primitiva, fuera de la muralla romana. «Se pensaba que esta zona no había sido habitada hasta la época islámica», explicó Camps, que calificó la ampliación de «ensanche noble».
Cuando la Vía Augusta llegaba a Valencia, se convertía en una especie de travesía, recibiendo la denominación de cardo máximo, el principal eje viario de una ciudad romana. Debajo se situaba la cloaca donde vertían las casas cercanas, que también se ha conservado perfectamente. Es más, uno de los últimos trabajos de la excavación es terminar de vaciarla, pues para su aterramiento se emplearon restos cerámicos que habrá que recuperar y clasificar.
Encima de la cloaca se sitúan los enormes sillares que configuraban el aspecto de la Vía Augusta, algunos de hasta 1,5 metros de largo. A los lados, en época romana, había tierra y grava prensada.
Una visita al solar, completamente inaccesible al estar cortadas las dos calles de acceso, ofrece una vista espectacular de la calzada. Al final del tramo rescatado se aprecia la confluencia de otra calle romana (decumanus), que se dirige hacia Salvador. Al lado de la calzada han aparecido los restos de la fachada de una vivienda unifamiliar, llamada domus, lo que demuestra que se trataba de una zona pudiente. Ha aparecido hasta el espacio del jardín.
Entre los restos cerámicos hallados, destaca una urna ritual, un trozo de mármol con una inscripción conmemorativa, palos de hueso para el pelo y vasijas de cocina.
En la práctica, obligará a modificar el sótano previsto en el nuevo edificio. Según explicó el arquitecto, Julián Esteban, una de las posibilidades es dejar la calzada a la vista en un pasillo que dará acceso a un salón de actos situado en el subsuelo. Así, se podrá pasar justo al lado de la principal calzada del Imperio Romano.
Martínez no exageraba al loar la importancia de los restos encontrados, pues han permitido desmontar dos teorías históricas relacionadas con la trama urbana de Valencia. En primer lugar, se pensaba que la Vía Augusta salía de la ciudad hacia el norte por la actual calle Salvador. Pero la aparición del tramo cruzando el solar, situado entre Salvador y Libertad, deja claro que la calzada romana no hacía ningún giro, sino que seguía recto en sentido norte. Es más, la orientación coincide con el trazado que se exhibe en el museo de la Almoina.
La segunda novedad histórica, según apuntaba ayer la arqueóloga Concha Camps, es que la excavación ha puesto de manifiesto que en el siglo II D. C. se produjo uno de los primeros ensanches de la Valencia fundacional, al urbanizarse el espacio situado al norte de la ciudad primitiva, fuera de la muralla romana. «Se pensaba que esta zona no había sido habitada hasta la época islámica», explicó Camps, que calificó la ampliación de «ensanche noble».
Cuando la Vía Augusta llegaba a Valencia, se convertía en una especie de travesía, recibiendo la denominación de cardo máximo, el principal eje viario de una ciudad romana. Debajo se situaba la cloaca donde vertían las casas cercanas, que también se ha conservado perfectamente. Es más, uno de los últimos trabajos de la excavación es terminar de vaciarla, pues para su aterramiento se emplearon restos cerámicos que habrá que recuperar y clasificar.
Encima de la cloaca se sitúan los enormes sillares que configuraban el aspecto de la Vía Augusta, algunos de hasta 1,5 metros de largo. A los lados, en época romana, había tierra y grava prensada.
Una visita al solar, completamente inaccesible al estar cortadas las dos calles de acceso, ofrece una vista espectacular de la calzada. Al final del tramo rescatado se aprecia la confluencia de otra calle romana (decumanus), que se dirige hacia Salvador. Al lado de la calzada han aparecido los restos de la fachada de una vivienda unifamiliar, llamada domus, lo que demuestra que se trataba de una zona pudiente. Ha aparecido hasta el espacio del jardín.
Entre los restos cerámicos hallados, destaca una urna ritual, un trozo de mármol con una inscripción conmemorativa, palos de hueso para el pelo y vasijas de cocina.
Fuente: Las Provincias