Buenas tardes bloggeros,
os informamos de una noticia referente al patrimonio prehistórico de la Comunitat Valenciana que recoge la edición digital de las Provincias.
La falta de medios y de protección a la que está expuesto puede provocar, y de hecho lo está provocando, el consiguiente expolio y deterioro del mismo.
La colocación de unas simples vallas y otros medio de seguridad servirían para darle la protección a estos abrigos prehistóricos tan importantes.
Por lo tanto, desde el blog, les pegamos un fuerte tirón de orejas a los responsables de la situación, sean quienes sean, y esperamos que lo solucionen ya.
Un saludo.
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Buena parte de los refugios prehistóricos valencianos carecen de salvaguarda. El patrimonio más antiguo asentado en forma de cuevas pobladas en el Paleolítico, y en ocasiones, de la Edad de los Metales, en la comarca de la Safor y alrededores no goza ni del cuidado ni de la protección que se merece. Yacimientos contemporáneos al Parpalló de Gandia como la Cova del Barranc Blanc de Ròtova, la Penya Roja de Ròtova, la Cova del LLop de Gandia, les Mallaetes de Barx, la del Capurri de Oliva o la del Montgó de Dénia son los grandes olvidados por las autoridades en detrimento de determinadas iglesias barrocas, edificios del XIX u otros monumentos emblemáticos de apenas un centenar de años. Eso sí, no por ello, menos relevantes.
Estos seis abrigos rupestres, que son referentes en el Paleolítico, carecen de vallas, puertas y medidas de seguridad. Además, apenas se ha realizado ninguna actuación relacionada con la rehabilitación o acondicionamiento.
Si bien es cierto que por lo abrupto del terreno no es fácil llegar a ellos, hay que tener en cuenta que su acceso es completamente libre, por lo que corren un gran riesgo de sufrir actos vandálicos o de expolios por los individuos que se adentren en estos cobijos impunemente.
Así lo denunció ayer el jefe de los Servicios Arqueológicos de la Diputación de Valencia (SEAV), José Aparicio, quien lamentó que estos yacimientos carezcan de «ni siquiera» elementos disuasorios que impidan su entrada.
La importancia de estas grutas no sólo radica en las cavidades de piedra que se han mantenido con el paso de los siglos. En el interior podrían hallarse grabados y plaquetas de hace más de 12.000 años y en el subsuelo, restos de piezas, huesos y útiles de caza, así como sedimentos importantes. Su estudio permitiría avanzar en el conocimiento de la prehistoria valenciana.
El caso de la Penya Roja de Ròtova es muy significativo. Este abrigo rupestre, cercano a la Cueva del Barranc Blanc, tiene una masa sedimentaria muy espesa, con muchos metros de altura, y alberga sílex, huesos de animales y cientos de piezas importantes. La cavidad es contemporánea al Bolomor de Tavernes y a la Cova Foradà de Oliva.
La Penya Roja de Ròtova es una de esas cuevas que carecen de cualquier tipo de protección para impedir el acceso al hombre. En este lugar hay importantes pinturas y grabados prehistóricos que corren el peligro de desaparecer. Especialmente característicos son los grabados fusiformes, datados del 10.000 al 30.000 antes de Cristo.
El alcalde de Ròtova, Antonio García, siempre ha incluido este enclave dentro del programa turístico de la localidad, junto a otros elementos antiguos del entorno como la Cova de les Rates Penaes, la del Barranc Blanc y el Castell del Borró. «Nos gustaría que se convirtiera en un centro de interés científico nacional en internacional», apuntó. La Penya Roja fue descubierta en los años ochenta por el director de la sección de estudios arqueológicos de la Diputación, José Aparicio. Su equipo realizó las primeras excavaciones.Los restos datan la cavidad entre el 25.000 y el 30.000 antes de Cristo y «sospechamos que comenzara a ocuparse hace medio millón de años», remarcó. «Conocemos lo moderno, pero no sabemos nada de lo antiguo», agregó.
La Cova del Barranc Blanc de Ròtova alberga sedimentos con tierra, sílex o huesos. En la actualidad es un abrigo, ya que en otra época perdió la bóveda. Aparicio indicó que en este lugar también podrían encontrarse restos arqueológicos importantes.
En la Cova del Llop de Gandia, sin ningún tipo de medida de seguridad, Aparicio descubrió la mejor punta de flecha parpallense en sílex. «Este instrumento es el más perfecto de entre todos los conocidos del mundo Paleolítico y en su interior puede haber otras muchas piezas similares». En este enclave arqueológico, aparte de Paleolítico también hay Neolítico e incluso de la Edad de los Metales.
Por su parte, en el yacimiento de les Mallaetes de Barx todavía queda mucho por descubrir y por excavar. Los especialistas piensan que sus habitantes puedan ser los mismos del Parpalló, que solían desplazarse estacionalmete de una cavidad a otra.
Los hallazgos en el nivel superior se relacionan con piezas del Neolítico, como objetos de cerámica y otras piezas de sílex.
El nivel inferior puede clasificarse dentro del Mesolítico o Epipaleolítico, por debajo del cual aparece la industria solutrense, con hojas de laurel, puntas de flecha y aletas. Han aparecido losetas con figuras grabadas y con restos de pintura. La Cova del Capurri de Oliva, cuyos restos arqueológicos son idénticos a los del Parpalló, y la Cova del Montgó de Dénia, cierran el círculo de los yacimientos prehistóricos sin ningún tipo de custodia.
Buena parte de los refugios prehistóricos valencianos carecen de salvaguarda. El patrimonio más antiguo asentado en forma de cuevas pobladas en el Paleolítico, y en ocasiones, de la Edad de los Metales, en la comarca de la Safor y alrededores no goza ni del cuidado ni de la protección que se merece. Yacimientos contemporáneos al Parpalló de Gandia como la Cova del Barranc Blanc de Ròtova, la Penya Roja de Ròtova, la Cova del LLop de Gandia, les Mallaetes de Barx, la del Capurri de Oliva o la del Montgó de Dénia son los grandes olvidados por las autoridades en detrimento de determinadas iglesias barrocas, edificios del XIX u otros monumentos emblemáticos de apenas un centenar de años. Eso sí, no por ello, menos relevantes.
Estos seis abrigos rupestres, que son referentes en el Paleolítico, carecen de vallas, puertas y medidas de seguridad. Además, apenas se ha realizado ninguna actuación relacionada con la rehabilitación o acondicionamiento.
Si bien es cierto que por lo abrupto del terreno no es fácil llegar a ellos, hay que tener en cuenta que su acceso es completamente libre, por lo que corren un gran riesgo de sufrir actos vandálicos o de expolios por los individuos que se adentren en estos cobijos impunemente.
Así lo denunció ayer el jefe de los Servicios Arqueológicos de la Diputación de Valencia (SEAV), José Aparicio, quien lamentó que estos yacimientos carezcan de «ni siquiera» elementos disuasorios que impidan su entrada.
La importancia de estas grutas no sólo radica en las cavidades de piedra que se han mantenido con el paso de los siglos. En el interior podrían hallarse grabados y plaquetas de hace más de 12.000 años y en el subsuelo, restos de piezas, huesos y útiles de caza, así como sedimentos importantes. Su estudio permitiría avanzar en el conocimiento de la prehistoria valenciana.
El caso de la Penya Roja de Ròtova es muy significativo. Este abrigo rupestre, cercano a la Cueva del Barranc Blanc, tiene una masa sedimentaria muy espesa, con muchos metros de altura, y alberga sílex, huesos de animales y cientos de piezas importantes. La cavidad es contemporánea al Bolomor de Tavernes y a la Cova Foradà de Oliva.
La Penya Roja de Ròtova es una de esas cuevas que carecen de cualquier tipo de protección para impedir el acceso al hombre. En este lugar hay importantes pinturas y grabados prehistóricos que corren el peligro de desaparecer. Especialmente característicos son los grabados fusiformes, datados del 10.000 al 30.000 antes de Cristo.
El alcalde de Ròtova, Antonio García, siempre ha incluido este enclave dentro del programa turístico de la localidad, junto a otros elementos antiguos del entorno como la Cova de les Rates Penaes, la del Barranc Blanc y el Castell del Borró. «Nos gustaría que se convirtiera en un centro de interés científico nacional en internacional», apuntó. La Penya Roja fue descubierta en los años ochenta por el director de la sección de estudios arqueológicos de la Diputación, José Aparicio. Su equipo realizó las primeras excavaciones.Los restos datan la cavidad entre el 25.000 y el 30.000 antes de Cristo y «sospechamos que comenzara a ocuparse hace medio millón de años», remarcó. «Conocemos lo moderno, pero no sabemos nada de lo antiguo», agregó.
La Cova del Barranc Blanc de Ròtova alberga sedimentos con tierra, sílex o huesos. En la actualidad es un abrigo, ya que en otra época perdió la bóveda. Aparicio indicó que en este lugar también podrían encontrarse restos arqueológicos importantes.
En la Cova del Llop de Gandia, sin ningún tipo de medida de seguridad, Aparicio descubrió la mejor punta de flecha parpallense en sílex. «Este instrumento es el más perfecto de entre todos los conocidos del mundo Paleolítico y en su interior puede haber otras muchas piezas similares». En este enclave arqueológico, aparte de Paleolítico también hay Neolítico e incluso de la Edad de los Metales.
Por su parte, en el yacimiento de les Mallaetes de Barx todavía queda mucho por descubrir y por excavar. Los especialistas piensan que sus habitantes puedan ser los mismos del Parpalló, que solían desplazarse estacionalmete de una cavidad a otra.
Los hallazgos en el nivel superior se relacionan con piezas del Neolítico, como objetos de cerámica y otras piezas de sílex.
El nivel inferior puede clasificarse dentro del Mesolítico o Epipaleolítico, por debajo del cual aparece la industria solutrense, con hojas de laurel, puntas de flecha y aletas. Han aparecido losetas con figuras grabadas y con restos de pintura. La Cova del Capurri de Oliva, cuyos restos arqueológicos son idénticos a los del Parpalló, y la Cova del Montgó de Dénia, cierran el círculo de los yacimientos prehistóricos sin ningún tipo de custodia.
Fuente: Las Provincias