Buenas tardes bloggeros,
queremos ampliar nuestra reflexión de ayer sobre los hechos ocurridos durante estos días en el juicio contra los imputados por la construcción de un aparcamiento en las inmediaciones del Jardín histórico de Monforte, especialmente sobre la jornada del miércoles a la que pudimos acudir en Audiencia Pública.
Ciertamente hay mucha tela que cortar, sobretodo por las declaraciones de las personas que han pasado por delante del tribunal (imputados y testigos) y en las conclusiones a las que podemos llegar a través de las mismas.
Ante todo, queremos destacar la nota predominante en la mayor parte de los imputados: "desconocimiento absoluto". Frases como "no lo sabía", "lo desconocía", "nadie me informo al respecto", etc. han salido continuamente de unos labios (a nuestro juicio cerrados por una especie de ley de la omertà) de los que en principio son los "supuestos" profesionales en materia de patrimonio cultural y legislación del mismo.
Detalles tan importantes como la profundidad del muro de Monforte, distancia de los anclajes del muro pantalla respecto al jardín, la solicitud o no de los correspondientes permisos para poder hacer una obra pegada a un BIC e incluso que el propio Jardín este incoado como Bien de Interés Cultural, han sido ignorados, pasados por alto e incluso desconocidos por las personas que gestionan nuestro patrimonio.
Y de entre todos estos desconocedores de la realidad del jardín, todavía hay personas que tienen la cara dura de afirmar que si hubieran sabido que se trataba de un BIC sus informes hubieran sido los mismos. Un auténtico horror.
Siendo esto así, ¿qué se puede esperar de estas personas en materia de patrimonio si no saben que es lo que hay que hacer? ¿En manos de quién/quienes está realmente nuestro legado cultural? Escuchando todas las declaraciones de los imputados y de algunos de los testigos podemos echarnos a temblar. Reconocer abiertamente y sin pudor que nadie les había informado que el jardín era un BIC antes de iniciarse las obras es una negligencia tan grande que debería suponer que estas personas dejaran de ejercer de manera fulminante como funcionarios públicos. Han puesto en serio peligro un jardín protegido porque desconocía su protección. No han sido capaces ni de comprobarlo primero ni de consultarlo con la Dirección General de Patrimonio. La cantidad de negligencias es tan grande que salpica a todas las cadenas de mando, aunque estas quieran esconder la cabeza como las avestruces.
Cualquier hijo de vecino que hubiera realizado un fallo tan grave en su puesto de trabajo hubiera perdido de forma casi automática el mismo y se hubiera visto de patitas en la calle. No debemos permitir que estas personas y los que dirigen los hilos desde arriba jueguen así con la integridad de nuestro patrimonio cultural por su manifiesta falta de profesionalidad.
A parte de este compendio de disparates que os hemos contado, que por cierto, daría para escribir un libro, nos quedamos con la declaración de Ricardo Sicluna, Jefe del Servicio Arquitectónico y Medioambiental de la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano, en la que reconoce abiertamente que no disponen de un sistema de vigilancia por la calle.
Después de escuchar estas palabras no nos extraña en absoluto que todos los problemas, agresiones y actos vandálicos que sufre nuestro patrimonio cultural pasen completamente desapercibidos para los "paladines" del mismo. Somos los ciudadanos de a pie y pequeñas asociaciones (que ni tenemos los medios ni tenemos porqué realizar su trabajo) los que estamos realizando esta labor. Una función que es incapaz de llevar a cabo ni el Ayuntamiento, ni la Consellería, ni el CVC ni ningún otro organismo oficial con todos los medios y personal a su disposición y que sin embargo no lleva a cabo. ¿De qué sirven pues estas instituciones si son solo piezas inservibles dentro del engranaje de nuestra sociedad? ¿Para que tiramos el dinero de los contribuyentes en algo que no sirve?
Tras estas últimas palabras, ¿qué más podemos añadir?
Bueno, una cosa más. Citando a Shakespeare en su famoso Hamlet: "Algo está podrido en el estado de Dinamarca" (en nuestro caso en la ciudad de Valencia, y no son las raíces de los árboles de Monforte...).
Un saludo...
A parte de este compendio de disparates que os hemos contado, que por cierto, daría para escribir un libro, nos quedamos con la declaración de Ricardo Sicluna, Jefe del Servicio Arquitectónico y Medioambiental de la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano, en la que reconoce abiertamente que no disponen de un sistema de vigilancia por la calle.
Después de escuchar estas palabras no nos extraña en absoluto que todos los problemas, agresiones y actos vandálicos que sufre nuestro patrimonio cultural pasen completamente desapercibidos para los "paladines" del mismo. Somos los ciudadanos de a pie y pequeñas asociaciones (que ni tenemos los medios ni tenemos porqué realizar su trabajo) los que estamos realizando esta labor. Una función que es incapaz de llevar a cabo ni el Ayuntamiento, ni la Consellería, ni el CVC ni ningún otro organismo oficial con todos los medios y personal a su disposición y que sin embargo no lleva a cabo. ¿De qué sirven pues estas instituciones si son solo piezas inservibles dentro del engranaje de nuestra sociedad? ¿Para que tiramos el dinero de los contribuyentes en algo que no sirve?
Tras estas últimas palabras, ¿qué más podemos añadir?
Bueno, una cosa más. Citando a Shakespeare en su famoso Hamlet: "Algo está podrido en el estado de Dinamarca" (en nuestro caso en la ciudad de Valencia, y no son las raíces de los árboles de Monforte...).
Un saludo...