Buenas tardes bloggeros,
ayer, y tras varios meses de retrasos, abrió por fin sus puertas el Jardín de Monforte. Además de las parejas de novios, que estaban ansiosas por hacer sus reportajes fotográficos en sus magníficos jardines, nosotros también esperábamos con ganas este momento para disfrutar de uno de los jardines más bellos de nuestra ciudad.
A pesar de que han sido 15 largos meses de obras y aplazamientos incomprensibles, ya se puede comprobar in situ los resultados del trabajo, que a nuestro entender son insuficientes e incompletos. Y aunque seguramente contentará a una parte de los ciudadanos que se acerquen a pasear entre sus árboles o a leer tranquilamente en uno de sus muchos bancos. Pero la realidad es algo distinta. Si se conoce la historia del jardín se entenderá mejor el porqué.
Vayamos punto por punto:
1.- Principalmente porque el acceso a Monforte continua sin hacerse desde el palacete (que no se ha rehabilitado y lo necesitaba). A pesar de nuestra insistencia por recuperar su entrada original, se ha habilitado la famosa cancela de hierro que hay justo a la izquierda para que el visitante inicie el recorrido con las vistas, en primer lugar, de la horrorosa caseta de los aperos donde guardan el material y se cambian los jardineros del recinto. Un edifico que ya criticamos en su día por superar en altura el propio muro (se ve desde la calle). Así pues, y a nuestro entender, la lectura del jardín, tal y como fue concebido, está presentada de forma errónea, pues lo primero que se debería desde el propio hall del palacete son los dos leones que franquean la escalera de acceso al mismo. Y esto actualmente no es así.
2.- Una vez más vuelve a fallar la didáctica, cosa que todo espacio cultural o lúdico (jardín, museo, etc.) debería de tener. Los carteles informativos brillan por su ausencia en todo el jardín. Aquellos que no hayan estado al corriente de las excavaciones arqueológicas que se han realizado no sabrán ni distinguirlas ni entenderlas. El visitante no encontrará tampoco ningún plano del recinto que indique, por ejemplo, la situación de las esculturas (nombre y significado), los árboles centenarios y especies botánicas más interesantes, las fuentes, los surtidores, etc. Se deberá realizar pues el recorrido a ciegas, sin ningún tipo de orientación, explicación, recorrido sugerido...
3.- Los árboles pegados al muro de la calle de Monforte y que tantos problemas de humedad estaban dando continúan en su sitio. La deformación exterior que están provocando es visible en el propio muro. No se ha solucionado este problema tan importante y continuará creando más.
4.- Los baños públicos del recinto estaban cerrados con cadena. ¿Qué pasa si necesitas ir urgentemente al baño? Muy fácil, sales del jardín y te buscas un bar o te vas directamente a tu casa. Puedes volver otro día con tus necesidades hechas en casa. Olvídate de pasarte toda la tarde leyendo en un banco porque cuando tu vejiga te apriete...
5.- Las pocas cámaras de vigilancia que hay, ¿estaban en funcionamiento? ¿hay alguien detrás de ellas? ¿son suficientes? NO. La sala de control (donde están los monitores) estaba más vacía que el patio de un colegio un domingo por la tarde. Sólo había un responsable dando vueltas por el jardín para controlar al personal y esto es insuficiente. Además, el jardín es muy grande y las cámaras de seguridad no cubren todo el recinto. Resulta muy fácil realizar actos vandálicos. Si esto no se soluciona rápidamente empezaran a aparecer las pintadas en las esculturas y en las muros que realizan los delincuentes que ya conocemos todos.
Dicho esto, os adjuntamos algunas fotografías que nuestro compañero Antonio Marín realizó ayer por la tarde durante nuestra visita y el enlace al flickr donde podréis ver el amplísimo reportaje.
Un saludo.
Fotos: Antonio Marín (Licencia Creative Commons)