A la vieja dama con los achaques propios de su edad que es la Llotja de Valencia, le acaban de salir los colores gracias a la técnica láser. El equipo de restauradores que trabaja desde 2002 en recuperar este edificio, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1996, ha logrado recrear virtualmente los colores de la bóveda de la sala columnario o Sala de Contractació, tal como debió ser cuando se inauguró este templo civil del comercio que comenzó a construir el maestro Pere Compte en 1483. Quienes han podido ver los efectos de este haz de luz sobre la bóveda de la Sala de Contractació aseguran que es una explosión de color. Como entrar en la catedral de Notre-Dame de París, salvando las distancias entre el templo civil y religioso. Las ochos columnas de piedra que casi alcanzan los dieciocho metros de altura "se abren como palmeras al llegar a las bóvedas", según se relata en la Guía de Arquitectura de Valencia editada por el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia. Hasta ahora parecía que todo era del color de la piedra de las columnas. Sin embargo, la proyección de una simple luz permite adivinar cómo era la bóveda de la Llotja cuando se acabó de construir esta sala en 1498. "Los nervios se pintaron de rojo y verde y para el espacio entre ellos se utilizó un azul intenso con estrellas pintadas con la técnica del pan oro, simulando el cielo".
La existencia de estas pinturas se conocían desde 2004. Tal como adelantó en su momento Levante-EMV, los trabajos de restauración y recuperación del edificio permitieron recuperar marcas de cantero, los restos de pan de oro de las estrellas y la pintura azul que decoraban, a modo de bóveda celeste nocturna el salón columnario. Abujardado hace dos siglos.
Al parecer, las pinturas prácticamente desaparecieron durante la profunda reforma que se realizó en la Llotja durante el siglo XIX que, más que restaurar, destrozó el edificio en lo que se considera por los técnicos como el peor daño que ha sufrido el edificio en sus cinco siglos de existencia. Al parecer la bóveda se picó o abujardó (con una abujarda que es un martillo con pico de diamante).
Sin embargo, en este proceso de "saneamiento" ejecutado en el siglo XIX los antiguos colores quedaron incrustados en la piedra lo que permite ahora observar la bóveda con sus colores originales y como si aún estuviese pintada con un simple haz de luz y sin tocar ni romper nada. Los restauradores deberán ahora decidir cómo mostrar al público este sorprende hallazgo que permite observar con una tonalidad completamente distinta el Salón de Contratación de la Llotja de la Seda o de Mercaders. El edificio se construyó bajo la batuta del "mestre pedrapiquer", Pere Compte, considerado el "más prestigioso maestro de la Corona de Aragón de la época", que también participaría en la construcción del pasillo de comunicación con la sala capitular de la Catedral de Valencia y en las Torres de Quart.
Fuente: Levante-Emv