En la emblemática iglesia de San Martín, situada en la calle San Vicente Mártir en el tramo comprendido entre la plaza del Ayuntamiento y la plaza de la Reina, ha comenzado la obra de recuperación de la ornamentación barroca que se encontraba oculta, datada en el siglo XVIII.
La restauración del interior de la iglesia, después de más seis siglos sin que haya soportado intervención alguna, está a cargo de la Fundación de la Luz de las Imágenes, que ha designado el templo como una de las sedes para su próximo exposición.
Por otro lado destacar que las obras de rehabilitación exterior, iniciadas hace dos años, de las cubiertas, fachada y torre campanario del templo en su zona recayente a la plaza de San Martín, lo que se conoce como la zona Norte, están terminadas por completo.
"Ahora están las obras de la zona Sur del templo con las cubiertas, la cúpula y las linternas. Creemos que estarán terminadas a finales de año", señala Miguel Villalba, párroco del templo.Recordar que para estas obras la Conselleria de Cultura destinó en su momento 2,5 millones de euros y un compromiso aproximado de dos años de trabajo.
Sin embargo, la recuperación del interior del templo está en plena ebullición. Un total de quince restauradores trabajan en la recuperación de la ornamentación barroca, que se encuentra oculta junto con los dorados y policromías de las capillas, datados en el siglo XVIII.Destacar que la intervención que se lleva a cabo comprende también el desmontaje de elementos impropios, control de las humedades de capilaridad; consolidación de elementos de piedras afectados por el fuego; instalación de alumbrado y la renovación del sistema eléctrico y de megafonía.
La obra pictórica existente se recuperó ya, como es el caso de las dos obras, entre otras, que presiden el acceso a la Capilla de Comunión: La Sagrada Familia y la Comunión Milagrosa, de José Vergara; restauración que realizó el Instituto Valenciano de Restauración y Conservación de Bienes Culturales y cuyos técnicos hallaron elementos hasta ese momento ocultos, como eran los dorados que enmarcaban las diversas pinturas del templo y un óleo anónimo del siglo XVIII que se encontró por casualidad en el interior de una armario de la sacristía.
"Los técnicos rescataron además distintos elementos patrimoniales de la iglesia como la pintura de caballete. En concreto un lienzo de San Roque, atribuido a Ribalta, y Santa Escolástica con el niño Jesús, de Vicente López", explica el párroco. Una de las señas de identidad más conocida por los valencianos a su paso por la calle de San Vicente Mártir era el grupo escultórico cincelado en bronce de San Martín a caballo partiendo su capa con un pobre, situado en una hornacina, encima de la puerta principal; grupo restaurado que se puede admirar ahora en el museo San Pío V.
"El grupo broncineo realizado en 1494 por el escultor flamenco Pieter Dbecker es único en España. Que tenga noticias creo que existe otro en la ciudad de Brujas, pero ninguno más. Este grupo volverá al templo cuando esté todo restaurado", añade Miguel Villalba. Sin embargo la conocida escultura se situará en el interior, encima del órgano barroco. En la fachada exterior se colocará una réplica. La figura fue legada a la parroquia por Vicente Peñarroja, comendador de la Orden de Santiago y feligrés de la parroquia. Por otro lado hay que destacar que la familia compuesta por Francisco Vergara, padre, y sus hijos José e Ignacio Vergara está presente en todo el templo, tanto a nivel de arquitectura como de pintura. Las dos puertas laterales de la iglesia, la de la Comunión de San Martín y la de la Abadía de San Martín son de Ignacio Vergara. La vida de San Martín se contempla en una serie de bellos lunetos pintados por Vergara. Además el templo tiene tres Ribaltas y un Vicente López.
De alguna forma San Vicente Ferrer también está presente en el templo, explica Miguel Villalba, al tiempo que muestra en un pequeño zaguán de entrada al templo, una gran piedra gótica que según la historia era el pedestal desde donde predicaba San Vicente Ferrer.
"No se sabe desde cuando está en el templo. Se trajo de otro lugar. Hay que pensar que la Valencia de la época de San Vicente tenía una muralla y quizás estuviese en alguna de sus zonas", destaca el párroco. Sin embargo, es una pieza muy poco conocida por los valencianos.